MECA COLA. Durante la Guerra del Golfo era frecuente pedir una Coca Cola en un bar y te respondían: "Aquí boicoteamos la Coca Cola". En su lugar te servían una Meca Cola. La guerra terminó y dejó de verse esa bebida que sabía a rayos.
FRIGURÓN. La época dorada de los polos. Drácula, Frigo dedo... y el Frigurón, un polo de lima con forma de tiburón. El paria de los carteles de la heladería.
BOOMER NATILLAS. ¿A quién se le pudo ocurrir sacar un chicle con sabor a natillas y en su envoltorio un superhéroe con tetas? Al menos, eso parece.
MAGIA URBANA (Relato)
Leo teme llegar tarde al trabajo y pone cara de náufrago
miope que divisa tierra firme al ver parado su autobús, el V-16. Se precipita
corriendo hacia la parada cuando de repente le corta el paso un carrito
abarrotado de periódicos saqueados de un contenedor transportado por una mujer de aspecto
miserable. Leo se golpea una pierna contra el metal rasgando su pantalón de
lino, la sangre mancha las rayas azules. La puerta del V-16 se cierra con un
chasquido y el autobús se aleja calle abajo dejando a un furioso Leo en la
acera.
-¡Maldita bruja! Por su culpa lo he perdido –grita. La mujer
del carrito metálico le mira amenazadora,
con ojos cargados de exóticos secretos. Señala a Leo con los dedos índice
y meñique de su mano derecha, murmura
algo incomprensible, escupe en el suelo y se va con su carrito. Leo se olvida
de ella casi al instante y permanece junto a la parada, observando la apretada
corriente de coches a la espera del próximo V-16. A su espalda hay un imponente
anuncio de sostenes. Tras él, la colosal figura femenina se ajusta los tirantes
con gélida despreocupación.
Transcurre un largo
rato. Por fin, con paso de oruga lejana, un autobús se anuncia a lo lejos. V-16
parece poner alumbrado en rojo. V-16 sigue
anunciándose unos metros antes de llegar; pero el V-16 se convierte en
X-15 al estar cerca. El conductor le mira
riéndose al pasar y los viajeros parecen mirarle con conmiseración. Ninguna
mirada más despectiva que la que lanzan los que van en un autobús al que no es
ese autobús el que espera.
-¡Hubiera jurado que era ese! –exclama Leo.
En efecto: otros números y otras letras pasan ante sus
narices, huyendo de él como si le gastasen una broma pesada.
Las luces dudosas, las linternas como sin número de los
autobuses, le arrojan por fin su número contrario al pasar por su lado. Oye una
voz aguda a sus espaldas:
-Cleo tenel la respuesta, honolable caballelo.
Leo se gira. Enfrente de la parada hay un bazar chino y en
la puerta un hombre vestido de guerrero de Xi´an por motivos publicitarios,
aunque la armadura no es de terracota sino de plástico pintado. El falso
guerrero mira un momento hacia el interior del bazar y dice en tono
confidencial:
-Ahora que no mira el dueño hablaré normal. Esa mujer que
merodea por los contenedores es una bruja transilvana y le ha echado un
maleficio. Lo he visto otras veces. Verá usted acercarse su autobús, pero cuando llegue a la parada cambiará su
número y ruta dejándole plantado. Magia urbana. No es como la Magia negra. No
mata, pero jode. En el bazar tenemos amuletos para esa clase de sortilegios.
Balato, caballelo… Huy, perdón, es la costumbre.
-La verdad es que no creo en esas cosas – responde Leo-.
Mejor tomaré el metro…
Aun sintiendo el latido de su pierna herida, Leo baja las
escaleras de la estación Plaza Messi de la Línea-3, la verde. Cuando llega al
andén descubre desconcertado que se ha convertido en la estación Avenida
Cristiano, Línea-8 color lapislázuli. El poder de la Magia Urbana.
Leo suspira y decide comprar un amuleto en el bazar.
RECETA DE PRIMAVERA: TALLARINES AL PESTO
Aprovechemos que es la época de la albahaca fresca para hacer una rica salsa pesto.
Mientras se cuece el agua salada poner en el vaso para la batidora 100 gr. de hojas de albaca, 2 dientes de ajo pelados, 2 cucharadas de queso parmesano rallado y un chorrito de aceite de oliva. Saltear en la sartén 50 gr. de piñones y, justo cuando se vean tostados, añadir a la mezcla y batir. Escurrir los tallarines y servir con la salsa con un poco de mantequilla por encima.
Existe otra variedad: el pesto rojo. Se prepara igual pero añadiendo unos cuantos tomates secos, de los envasados en aceite.
Y, por último, otra portada que no se publicará por un contencioso editorial. ¡Mecachis...! En la colonia penitenciaria es un curioso relato de Kafka con una peculiar máquina de tortura que graba el delito sobre la piel del reo.
Qué mal lo he pasado por el pobre Leo. He vivido lo de esperar un bus que jamás llega demasiadas veces en mis carnes. Y lo de que pasen muchos y ninguno sea el tuyo.
ResponderEliminarTambién está el síndrome de la luz fantasma de un esquivo taxi...
¿Sabías que la Cherry Coke se vende de nuevo en España? En los USA al parecer nunca ha dejado de fabricarse. De todas maneras fue bastante increíble ver cómo fracasaba después de la campaña de publicidad tan increíblemente machacona a la que nos sometieron.
De hecho yo me creo cualquier cosa relativa a experimentos de control mental, porque todavía no he podido sacarme de la cabeza la cancioncita de marras.
Encantador, como siempre. Recuerdo aquel anuncio de los caramelos Chimos y su estúpida canción. Los caramelos eras malísimos, tenían un sabor parecido al cerumen de los oídos. ¿Recuerdas el anuncio de las pastillas Fórmula 44? Con aquel barbero con la navaja de afeitar y tosiendo como un desesperado al mismo tiempo que pasaba la afilada hoja por la garganta del pobre desgraciado? Aquellas pastillas tenían un sabor horroroso, como el de las algarrobas pasadas y no calmaba la tos, igual que las pastillas Juanola, que misteriosamente todavía se siguen fabricando. ¿Recuerdas aquel juguete de plástico con la cabeza de Goofy? Se abría y extraía unos caramelos malísimo que parecían hechos con bicarbonato y sacarina. En fin, podríamos estar hablando sobre ello horas y horas.
ResponderEliminarFuerte abrazo, amigo.
Da la impresión de que tenía deseos de fracasar, con productos tan raros.
ResponderEliminarContaste algo que podría ser una historia de La dimensión desconocida.
¡Hola, Mr. Borgo! Otra muy buena entrada. Por aqui, hace ya muchos años, salio a la venta, de la empresa coca cola, una bebida con gusto a yerba mate, yo no la probe, pero conozco gente a la que le gusto y otra a la que no le gusto para nada; a mi lo que me gustaba era el helado del conde Dracula, muy rico y sangriento, y de la empresa Milka, hubo un helado de dulce de leche, ¡que epocas!. Muy bueno su cuento, como siempre, creo que hay dias en que se necesitaria tener a mano uno de esos amuletos, por ejemplo: los dias de lluvia. Cordiales saludos.
ResponderEliminarVaya, siento lo de esa portada, está bien chula...
ResponderEliminarComo siempre, me descubres cosas nuevas (¿Boomer natillas?), sí me acuerdo del Frigurón, ¡qué tiempos los de esos polos, Miquel!
Me chifla el relato de Magia urbana. Da gusto iniciar la mañana con sonrisas, y me refiero a las que me has sacado al leer este relato.
¡Muchos besos, Borgo!
Hola, loquemeahorro! El que uno espera es el que suele tardar más en llegar. Yo creo que por la noche, en las cocheras, algunos vehículos los embrujan. ¡Y ese taxi que aparece justo cuando sales de casa, allá a lo lejos, cuando necesitas uno! Otro Expedien -X.
ResponderEliminarNi idea de que la Cherry se seguía distribuyendo. Fue la salida a aquella nueva formula de Coca Cola, la que se armó, la compañía recibía cientos de cartas de adictos a la cola amenazando con suicidarse si no volvían a la formula original.
¡Y la cancioncilla de brujo cherokee del anuncio! Recuerda a mi post anterior sobre torturas musicales.
Saludos!
Borgo.
¿Qué tal, Melmoth? Ais, no me la recuerdes... "Chimos es un agujero, rodeado de caramelooo" Ese anuncio de la formula 44 era de cuando la tele en blanco y negro. Lo hacía el actor Goyo Toledo, inconfundible por su amplia dentadura. Y las clásicas Juanola "Refresquen la gola" con su forma romboide... seguro que me sabrían a rayos, nunca me ha gustado el regaliz. Lo mejor para la tos es saborear un filete de anchoa bien cargado de sal (se nota que soy de L´Escala) ¡Los caramelos Pez con dispensador! Gran idea pero horribles los caramelos. Los he visto en un mercadillo al precio de 5 euros. ¿Y el chicle Starlux, harinoso y de sabor raro. Creo que usaban excedentes de caldo de pollo.
ResponderEliminarAbrazos, amigo!
Borgo.
Hola, Demiurgo! Lo del chicle con sabor a natillas sólo se le podría ocurrir a una mente algo retorcida, y con ese superhéroe travesti...
ResponderEliminarEse relato se me ocurrió cuando esperaba el bus a la salida del oculista. Me habían puesto colirio y siempre me parecía ver mi número hasta que llegaba a la parada y resultaba ser otro.
Saludos!
Borgo.
Hola, Mr.Belknap! Esa bebida de mate me recuerda a una de cafe frío enlatado que tampoco funcionó. Me hacía gracia cuando vivía en Buenos Aires que cada individuo tenía su propio "truco" para el mate. Yo le añadía cáscaras de naranja secadas al sol. Me convertí en un gran consumidor, hasta iba por la calle con el termo y la bombilla.
ResponderEliminar¡Qué bueno el polo Drácula con aquella gelatina de cola! Mi helado preferido.
Muchas gracias y cuidado con la magia urbana cuando espere el colectivo.
Saludos!
Borgo.
Hola, Clementine! Además, es un relato poco conocido y muy bueno de Kafka. Una isla penal con una aguja de tatuar empleada como máquina de castigo; muy kafkiano.
ResponderEliminarAtención, comentario de abuelete: "Ya no se hacen polos como antes", creo que a finales de los setenta fue la mejor época para los polos como aquel Drácula de rico jarabe de cola, Mmmm...
Me alegra mucho que te haya gustado el relato. Hay magia negra, gris (para conseguir cosas) blanca (el ilusionismo) y ahora, urbana.
Muchos besos!
Borgo.
Muy bueno el relato. Aunque yo no vivo (actualmente) en una gran ciudad, entiendo esa "angustia urbana".
ResponderEliminarLo de la Meca Cola es una bonita muestra de papanatismo (multi)cultural.
Saludos.
Oh! La gran Cherry Coke! Cómo no acordarme de semejante producto! Me supo muy rara al primer trago, pero luego me dije! Mmm, me encanta. Y es que a mí me van las experiencias fuertes!
ResponderEliminarMe suena lo de Meca Cola, a otra cosa, jajaja. Pero no lo digo porque estoy bajo los efectos de pastillas, contra el catarro!
Qué recuerdos al ver ese cartel de helados. A mí los que más me gustaban eran: Capitán Cola, y el polo de limón!
Los chicles Boomer, eran buenisimos y duraban horas y horas. Nunca llegué a probar el de Natillas. A mí pirraban el de fresa, cola y clorofila.
Pobre Leo, me he sentido identificada! La receta que has dado, la anoto. Aunque por ahora me tengo que comer las comidas sin salsas :( Sí, estoy en plena operación bikini y de momento me está dando resultado. Espero no cansarme y seguir así. Porque quiero lucir cuerpito por si voy a la playa... que en nada estamos con calores de 50º, al menos en mi ciudad.
Un abrazo grande!
ese relato es le primero que leí de Kafka! y después me hice fan porque ya venía con Poe y me pareció su continuación... luego me di cuenta que el terror de Kafka tomaba otras formas...
ResponderEliminarnunca probé la Cherry pero sí la Pepsi Twist sabor a hiper limón ja... y la extraño!!!!!! ese helado con forma de tiburón me hubiese encantado, nunca existió por acá que yo sepa...
como va tu libro??? saludos master....
Hola, Ricard! Mejor, así estás lejos tanto de la angustia urbana como de la magia urbana, y menos estrés.
ResponderEliminarEn esa época te decían "En este bar boicoteamos la Coca Cola", me parece muy bien que hagan boicots de lo que sea, pero no a que obliguen a los demás a tomar parte en el boicot, sobre todo cuando la alternativa es una cola que sabía a pipí de camello.
Saludos!
Borgo.
Hola, Éowyn! No recuerdo muy bien el sabor de la Cherry, sólo que me pareció más dulzón que la Pepsi. Cuando probabas la Meca Cola decías "Meca...chis!!!" por lo horrible que era. Lamento lo de tu resfriado. ¿Esas pastillas tienen efectos psicotrópicos?
ResponderEliminarMe gustaba el Capitán Cola, y el Drácula... y aquellos almendrados que figuraban en los carteles pero casi nunca los tenían en el frigorífico. El Boomer de clorofila sí que era bueno.
Pues yo creo que esta salsa no está reñida con la operación bikini, no tiene crema de leche y es muy ligerita.
Abrazos!
Borgo.
Hola, JLO! Me gusta mucho Kafka pero hasta el mes pasado, cuando hice la portada, no lo conocía. He ilustrado también "La metamorfósis" y "El fogonero", todos muy buenos.
ResponderEliminar¿Pepsi Twist? no la recuerdo y eso que yo fui un joven entusiasta de esas bebidas con sacarina y saborizantes. El Frigurón tenía su gracia y estaba bueno -lima limón- mereció mejor suerte.
Mi libro bien, gracias. En El Periódico publicarán una reseña y el Día 23 firmaré ejemplares en Barcelona. ¡Qué nervios! Ya hablaré del tema en una futura entrada.
Saludos!
Borgo.
¿A qué puede saber un helado de color azul?.
ResponderEliminarHace años sacaron ruffles con sabor a chorizo, pero las retiraron, igual que el arroz con leche con vainilla de Danone. Estaba muy bueno.
Hola, Doctora! Ja, ja! Eso de "¿A qué puede saber un helado azul? me ha recordado a aquel anuncio: "¿A qué huelen las nubes?" Yo probé uno por curiosidad, lo llamaban Pitufo, y tenía un sabor como anisado.
ResponderEliminarRuffles con sabor a chorizo... bueno, también sacaron patatas fritas al toque de vinagre y con sabor a bacon, creo que no triunfaron, como aquellos Boca Bits "Fistro" con la imagen de Chiquito. Ese arroz con leche lo recuerdo, sí que estaba bueno.
Saludos!
Borgo.
En algunas cafeterías de Valencia especializadas en cupcackes, tartas fondant y bebidas americanas aún se puede encontrar la cherry coke de varios sabores, solo que el envase presenta otro diseño... aunque te reconozco que cuando salió en su momento la probé y no me gustó nada.
ResponderEliminarEl dibujo del superhéroe Boomer de esos chicles con sabor a natilla es muy desafortunado XD.
La magia urbana no matará, pero es tremendamente fastidiosa.
Lástima lo de portada, aunque al menos la hemos podido disfrutar en el blog.
Ninguno de esos tres productos, por suerte, pasaron por acá. Entiendo los objetivos publicitarios de la meca y del tiburón, pero lo del travesti es increíble ¿a quién se le pudo ocurrir?
ResponderEliminarEl cuento es lo bastante kafkiano como para que algo que se llame Messi se convierta en Cristiano. Genial
No uso la albahaca para pesto, pero si para pizza o empanadas caprese
Abrazo Borgo!
Recuerdo el polo Drácula, que te dejaba la boca negra. Había también la famosa Mirinda, los sifones de gaseosa blanca, por aquí se llamaba La Pitusa, el Tab que era cola pero que decían que no engordaba. Y fíjese en el Toblerone que aún creo que sobrevive y lo recuerdo desde que era pequeñito. El relato muy bueno.
ResponderEliminarSaludos
Hola, Chechu! Yo la encontré demasiado dulce, dicen que con este sabor esperaban ganar consumidores más jóvenes. Yo cuando voy a Valencia busco horchaterías donde sirvan "fartons" como es debido. La semana que viene voy a Godella a ver a un amigo que prepara unas paellas de muerte, con fuego de leña de encina, garrofons y cargolins, muy tradicional.
ResponderEliminarSí, al menos aprovecho el blog para publicar portadas que se quedan en el limbo, y habrán más porque me han rechazado una "Black Mischief" de Evelyn Vaughn por ser políticamente incorrecta.
Saludos!
Borgo.
Hola, Frodo! Lo de ese SuperBoomer es de lo más demencial que recuerdo en publicidad y eso que yo trabajé un tiempo en ese campo como dibujante...
ResponderEliminarRecuerdo que cuando visité en barrio de Boca no había ninguna estación con ese nombre pero sí un gran mural con Dios vestido con la camiseta del Boca Juniors flanqueado por Maradona y Evita y la leyenda: "Dios existe, es argentino y del Boca". Buen dibujo, por cierto.
¡Empanadas caprese! Qué buenas... las hago con albahaca, tomates cherry y mozzarella.
Abrazos, Frodo!
Borgo.
¿Qué tal, Cahiers? Yo recuerdo también los polos de menta de La Menorquina que te dejaban la lengua verde como la niña de "El exorcista", y el Tab, el primer refresco bajo en calorías.
ResponderEliminarSí que aguanta el Toblerone, con sus chocolatinas piramidales, lo encontré en Andorra el año pasado.
Me alegra que le haya gustado el relato. Abrazos, Cahiers!
Borgo.
Los experimentos ni con gasesosa. Está bien ser original pero tienen la batalla perdida contra las marcas registradas y consolidadas. Los helados salados tampoco me convencen nada y creo q tambien se venden..de todos esos me quedo con las mermeladas, ahì si que aciertan. Hay una de pimientos que está exquisita.
ResponderEliminarDel relato decirte que además de la guasa que tiene (maldición incluida)en realidad a mí me ocurre cuando llueve precisamente,y nunca es el tuyo. Menos mal que yo los uso poco, aquí llegas andando a todas partes.
De todas esos productos, los reyes son los chuches, con toda sus variantes, estoy convencida de que les ponen algo para hacerlos adictivos.
Saludos, Miquel
P.d. Lástima de portada..ainss !
Hola, Abril! En Vallas hacen helados de calçots (esas cebolletas asadas que se hacen en Tarragona) y en una heladería de Barcelona probé el de roquefort y no me convencieron nada. A mí me gusta mucho la mermelada de tomate y la de cebolla confitada, vienen muy bien como acompañamiento.
ResponderEliminarYo no recuerdo el llegar a la parada y aparecer el autobús en dos minutos. O me da el gran plantón o lo pillo casi en marcha, son artefactos diabólicos.
Huy, los chuches... pasé una temporada de adicción a los ositos gominola y a esos en forma de botella de Coca Cola.
Pronto publico aquí otra portada inédita ¡Qué mala racha llevo!
Saludos!
Borgo.
Me gusta mucho el relato Miquel, me encantaría estar poseída por esa Magia urbana, las cosas que yo haría con esos poderes, jajajajajajaajajajaja.
ResponderEliminarEn cuanto a los helados, soy más de salado, unos pececitos salados, las palomitas, esas cosas que tienen bizi-bizi, y dan vitalidad, los helados me dejan como el nombre, jajajajajajajajaja.
En verano lo que más me gusta es el helado de chocolate negro en cucurucho, me encanta el barquillo, y en mi paraíso hacen unos helados, fantásticos.
Hola, Arantza! Me alegra verte de nuevo por aquí. Debe ser todo un privilegio manejar el arte diabólico de la Magia Urbana.
ResponderEliminarYo recuerdo bien no ya los cucuruchos, también aquellos helados "de corte", como un dandwich de galleta que te dejaban las manos pringosísimas. Con los años me he vuelto más de salado aunque me sigue encantando el helado de pistacho.
Saludos!
Borgo.
Dios mío, boomer natillas. Cómo me pude perder yo eso!! Y el envoltorio es de lo más desafortunado, si. Que recuerdos la cherry coke, era un producto muy noventero y como muchas de las cosas de la época su vida fue efímera y su poso escaso.
ResponderEliminarSaludos.
Si sería un privilegio, porque lo utilizaría para toda esta gente que nos hace imposible vivir.
ResponderEliminarSerá de comer tanto salado, que por eso soy una salada!! jajajajajajajaja
Borgo: me acuerdo del Cherry, pero no tenía ni idea de esa Meca.... la de cosas que conozco leyéndote...
ResponderEliminarTienes razón: los pasajeros del bus que no es el tuyo, siempre parecen mirarte con pena, como a un extraño, un paria que no pertenece a su grupo... XDD
Lo de cambiarle el nombre a Plaza Messi no lo vayas repitiendo, no sea que cunda.... jajaja
Un abrazo.
Estupendo relato. El caso es que le estoy dando vueltas a esto de la maldición de la homeless, porque tengo la sensación de haberlo visto en alguna película. En cuanto a la cherry coke, me suena que en alguna parte del mundo se sigue distribuyendo. Eso sí, me acuerdo de una amiga que tenía unas botas altas con la imagen de ese refresco, unas botas llenas de dibujos de cerezas que, ufff, casi prefiero no acordarme...
ResponderEliminarSaludos.
Hola, Charly! Eso, es que lo peor es el envoltorio que corta las O O de Boomer y parece que ese superhéroe tenga unas hermosas peras rosadas; creo que no lo admitirían en X- Men.
ResponderEliminarMe gustaba el bote de Cherry -guardo uno en casa, como lapicero- con ese diseño rojo y negro... y recuerdo el anuncio que parecía cantado por un "Hombre medicina" apache.
Saludos!
Borgo.
Hola, Arantza! Que no falte lo salado y el salero. ¿Sabías que en la Edad Media la sal era muy cara y el único que disponía de ella en los banquetes era el señor feudal? De ahí viene lo de "tener salero".
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Hola, Josep! La Meca Cola se hizo popular durante los boicots contra Coca Cola y MacDonalds durante la Guerra del Golfo (2003-2011) pero tenía muy mal sabor. Recuerdo cuando unas activistas con los pechos al aire entraron en un MacDonalds del centro de Barcelona, en Portaferrissa, a más de un friki se le indigestó la ChessBurger.
ResponderEliminarSí, los pasajeros que se alejan viendo como te quedas en la parada te dedican una mirada de "Ahí te quedas", son instintos primarios como los de la guarderia "Yo tengo una pelota y tú no...·
Curioso, el "Deporte rey" pero casi no hay calles ni plazas con nombres de futbolistas.
Abrazos!
Borgo.
¿Qué tal, Licantropunk? Me alegra mucho que te haya gustado. Lo del Homeless, así de pronto, me trae a la memoria "Arrastrame hasta el infierno" de Sam Raimi con aquella anciana que maldice a la empleada del banco que le niega un crédito (si todos hiciéramos lo mismo se acaba la crisis, fijo) Los Homeless son inquietantes porque recuerdan la cara menos amable de la "sociedad del bienestar".
ResponderEliminar¿Botas Cherry Coke con cerezitas? Seguro que más de un pervertidillo pagaría un dinero por ellas.
Saludos!
Borgo.
Hola Miquel!! Tarde pero llegué,y como siempre me dejas sorprendida. Lo único que recuerdo es al pobre tiburón al que nadie echaba cuentas, pero que a mi me gustaba bastante, lo raro es que no recuerdo lo del chicle de natillas, sin embargo el de chocolate era de mis predilectos
ResponderEliminarMuy interesante el relato, lo cierto es que a mi todo eso de los maleficios, males de ojo y maldiciones me da bastante yuyu, pero por lo menos aquí alguien sale beneficiado, Ay estos chinos siempre tan atentos a todo :)
Un besazo Miquel, estamos en preparativos festeros y ando algo despistada.
Feliz finde!
Hola, Cristina! Tarde, pero como siempre, muy bienvenida. Recuerdo que aquel tiburón no era malo, supongo que al público le costó aceptar un polo de color azulado y acabó siendo el marginado de aquel Dream Team de los helados. A mí me gustaba el chicle de regaliz negro, te dejaba la lengua como la niña de El exorcista.
ResponderEliminarEstoy seguro de que las naves industriales que abastecen los bazares chinos deben tener todo tipo de amuletos y sortilegios contra la Magia Urbana.
Es verdad, las fiestas de moros y cristianos de Alcoy. Espero que lo pases muy, muy bien.
Besazo y feliz finde.
Borgo.
muy sugerente el último dibujo. Muy simpático el relato.
ResponderEliminarHay productos que dejan de vender, recuerdo la Mountain dew. Un día desapareció, y hace unos años habían sacado las salchichas de atún, yo las compraba a menudo, hasta que un buen día las retiraron del mercado. Eso me dió pena.
saludos
Hola, Karin! Me alegra mucho que te guste el relato esotérico-urbano.
ResponderEliminar¡Ah, sí! La Mountain Dew... un refresco cítrico que tenía un color muy original, me extraña que no triunfara aquí.
Lo de las salchichas de atún era muy innovador. Yo se las preparaba a mi hijo cuando era pequeño, con un sofrito de tomate. Quizá vuelvan, nunca se sabe.
Saludos!
Borgo.
No recuerdo eso de los boomer con sabor a natillas. Pero sí las bobadas que hacíamos en el colegio para tener un chicle de color extraño. La cosa consistía en masticar, junto con el chicle, una mina de una pintura de color, cuanto más raro mejor: morado, negro... por ejemplo.
ResponderEliminarMuy buen relato. Voy a seguir poniéndome al día con tu blog que me he perdido un montón de cosas por lo que he visto.
Saludos.