Una conmoción estremece las paredes de la habitación 112 del
Hotel Rocadura. O al menos eso le parece a Vilma Dolomita que, a sus 46 años, por
primera vez está siendo infiel a su marido. Describiendo una parábola veloz y
rapaz el doctor Granito (su ginecólogo, lo que aporta a Vilma cierta sensación
de seguridad) se coloca sobre ella.
Ahora, Vilma alcanza ese punto sin retorno en el que toda la
habitación se comprime en una diminuta luz cegadora que estalla. “Sigue, sigue”-grita Vilma, entonces oye otra
voz que se hace más fuerte, exigiendo ser oída:
-¿Llevas algo? –dice la voz.
-Uuuh… ¿Qué dices?
-Si llevas algo –insiste el doctor, su tono de voz no ha
cambiado, sigue congelado en si bemol-. Noto una obstrucción, debes llevar un
diafragma o algo así.
-¡Pero si no llevo diafragma! Venga, sigue, cariño…
-Pero hay una obstrucción, Vilma. O llevas diafragma y no lo
has colocado correctamente… o tienes
vaginitis atrófica.
-¿Pero qué dices ahora? – dice Vilma-. Vamos, sigue, no lo
estropees…
- La vaginitis atrófica o senil es corriente a tu edad, la
mucosa está seca porque no produce fluidos y…
A Vilma le parece que no solo la habitación, sino el mundo
entero se desploma en ese momento. Deja
escapar un débil sonido, apenas un grito, y luego:
-¡Apártate de mí, estúpido! – chilla indignada. Una ira
ciega, cavernícola, la invade y se revuelve furiosa- ¡Vete!!! –Vilma empuja al
doctor con tanta fuerza que éste se cae de la cama.
El doctor Granito mira desconcertado a Vilma durante unos
instantes, luego se levanta del suelo y se viste rápidamente, da una vuelta
alrededor de la cama para ver si olvida algo y sale casi de puntillas de la
habitación.
A Vilma, le parece que la habitación 112 destila ahora el
maloliente poso de una desagradable escena. “Qué demonios –piensa-, es un
bonito hotel y quiero disfrutarlo…” Coge una carta donde ofrecen bebidas y
aperitivos y llama a recepción para encargar un surtido de canapés y una
botella de Riesling en cubitera.
Se dirige al baño, abre el grifo de agua caliente y decide
hacerse las uñas. Sentada sobre un ángulo de la bañera, se aplica primero
esmalte endurecedor y después se pinta las uñas con finas capas de color rojo
carruaje. Está repasando el exceso de esmalte con algodón cuando llaman a la
puerta.
-Servicio de habitaciones – dice una voz apagada por la
gruesa lámina de caoba.
Agitando las manos para secar el esmalte, Vilma pasa delante
del espejo completo del armario. Su reflejo le recuerda que está desnuda, con
las uñas húmedas y decide usar una frase que hasta ahora sólo ha oído en las
películas:
-No estoy visible. Déjelo junto a la puerta, por favor.
-Lo lamento señora, pero tiene que firmar la hoja. Se la
pasaré por debajo del marco.
Desde el pasillo se desliza una hoja verde y un bolígrafo
con el logotipo H.R. del hotel. Con las manos extendidas Vilma se inclina, se
coloca en cuclillas sobre la hoja y murmura: “Cthulhu!”
Del interior de la vagina de Vilma brota fláccidamente un
tentáculo gris verdoso. Cuelga de su extremo algo que parece una rudimentaria
manita de cuatro dedos, como los personajes de los dibujos animados. La manita agarra
el bolígrafo, se acerca a la hoja verde
y firma: “Vilma Dolomita” con impecable letra Itálica Bold, luego
desliza la hoja y el bolígrafo a través de la puerta.
“Gracias, Cthulhu. Escóndete”. El tentáculo muda
rítmicamente de color mientras se enrosca para refugiarse de nuevo en el sexo
de Vilma.
Poco después, sentada en la cama y masticando huevecillos de
salmón, Vilma dedica un lúgubre comentario para el doctor Granito: “Un
diafragma… ¡Gilipollas!”, y se sirve otra copa de Riesling muy frío.
NOTA: Siento no haber puesto ilustraciones expresamente para esta historia pero no me ha dado tiempo.
...Y MÁS COSAS: VIAJEROS EN EL TIEMPO
Es lo que tiene ser de una generación intoxicada por Regreso al futuro, ves viajeros del tiempo por todas partes. Este supuesto hipster de 1941 está arrasando en las redes con sus gafas y su cámara de fotos compacta:
En realidad, esas gafas y ese cardigan tan molón ya existían en esa época como la cámara, una Kodak de bolsillo disponible desde 1911.
Un móvil con cámara en el Mundial de Fútbol de 1962 toma una foto a Garrincha, el as brasileño, cuando levanta la Copa.
El supuesto aparato con pantalla táctil es una cámara doble lente Rolleifox de Yashica; un modelo japonés muy popular en los sesenta.
Pero quizás el caso más comentado fue el de la señora que parece hablar por un móvil mientras se dirige al estreno de la película El circo (1928) de Chaplin:
La espectadora está ajustándose un audífono, posiblemente un Acousticon, muy común por entonces, pero...
-¿PORQUE ESTÁ HABLANDO SI NADIE LA ACOMPAÑA? por entonces
los audífonos no se ajustaban tan bien como ahora que se saca un molde del
pabellón auditivo. El sonido se escapaba provocando un molesto pitido. Para
comprobar si estaba bien encajado se decían unas palabras (como cuando se
comprueba un micro) y se movía la cabeza como se observa en esta mujer.
-¿PORQUÉ LLEVA UN AUDÍFONO SI LA PELÍCULA ES MUDA? en los
estrenos importantes solía tocar una orquesta en la sala (mi abuelo fue
pianista en un cine por esa época) Está claro que la señora quería disfrutar
también de la música.
Ho sento, però ha estat un anticlímax! Ja no podré tenir somnis eròtics amb Vilma i Betty.
ResponderEliminarDe piedra me ha dejado el giro final de la historia, me hubiera esperado cualquier cosa antes que ese final.
ResponderEliminarLos jovenes -y los menos jóvenes de treinta y tantos y cuarenta y muchos- tenemos un problema y es que se nos olvida que no todo se ha inventado en los últimos años o que lo nuevo nace a partir de objetos que ya han estado presentes en la vida de nuestros abuelos, de ahí que la gente lo flipe con ese supuesto hipster, que crea que hay un móvil de ultima generación en la segunda foto o que le guste fantasear con que esa señora este hablando por un teléfono.
Hola, Enric! A mi em possava a cent la Betty amb el seu "Cuchi, cuchi...". Sento espallar-te els icons de l´infància.
ResponderEliminarSalut!
Borgo.
¿Qué tal, Chechu? Siempre sorprende ver un tentáculo surgiendo del sitio más insospechado.
ResponderEliminarMe ha gustado ver esas muestras de supuestos viajeros del tiempo para borrar la imagen de anticuados cachivaches de las máquinas añejas. Esas gafas que lleva el hipster eran del mismo modelo que llevaba Barbara Stanwyck en "Perdición" (Double Indemnity, 1944) Unas Ray Ban que pasearon los soldados americanos por Europa y el Pacífico.
Saludos!
Borgo.
Me ha resultado bastante perturbador el relato, aunque después he valorado la idea y me ha parecido bastante práctica.
ResponderEliminarTe ahorras un dinero en compresas y de ese modo nunca te tendrías que agachar a recoger nada. Las lumbares lo agradecerían :)
Muy desmitificador. Y muy lovecraftiano.
ResponderEliminarQue imaginación que tienes!!!
ResponderEliminarsaludos
Hola, Doctora! La verdad es que sí, yo no me pinto las uñas (Bueno, en mi época de gótico sí, me las pintaba de negro) pero es una ayuda cuando has de usar las manos y el esmalte aún no está seco. Además de lo de las lumbares.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Hola, Ricard! Es que ahora me han encargado ilustrar una portada de "Las montañas de la locura" y volviendo a leer los libros de Lovecraft se me ha pegado tanto tentáculo.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
¿Qué tal, Karin? Eso es de soñar después de comer una ración de pulpo a feira. Estimula mucho la imaginación.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Hola Mr. Borgo, ¡que final! Me gusto mucho este cuento lovecraftiano, muy oscuro. Aunque ya conocia lo de los viajeros del tiempo, son un simpatica nota de color. Cordiales saludos.
ResponderEliminarSorprendio me encuentro ante ese final, que no se si calificarlo de surrealista, claro que en la edad de piedra no vendía aún las bolas chinas, jajajaja!
ResponderEliminarSaludos
La escena es fantástica así como el diálogo entre los dos amantes,jjj el final me sorprendió bastante, tener un tentáculo para obstaculizar la entrada es complicado, para la usuaria del mismo.
ResponderEliminarLo de los viajeros del tiempo es muy interesante, está visto que en el pasado ya existían objetos prácticos para sus usuarios.
Miquel un gusto leerte.
Saludos
Puri
Hola, Mr. Belknap! Es que tenía el día oscuro... es ese otoño lluvioso y lúgubre que nos visita. Ustedes, en cambio, estrenan primavera, qué curioso es el mundo. Cualquier momento del año es bueno para releer Lovecraft y visitar su maravilloso Arkham.
ResponderEliminarQue no falten esos viajeros, dan mucha vidilla a las redes.
Saludos!
Borgo.
Hola, Cahiers! ¿Qué tal? Bueno, es una edad de piedra muy sui generis, como la de los mismos y entrañables Picapiedra. Me pregunto qué harían esos tentáculos con las bolas chinas ¿Jugar a la petanca?
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Hola, Dulcinea! En todo caso, el médico tenía razón, allí había... "algo". Suerte para él que no tenía colmillos.
ResponderEliminarMe hace mucha gracia lo de los viajeros del tiempo, la verdad es que algunas fotos reales -supongo- hacen pensar que en realidad están trucadas, como la de los Mundiales del 62. ¿A que parece una cámara digital?
Saludos, Puri y buen fin de semana!
Borgo.
Muy original, un verdadero giro inesperado, ¿de qué planeta vendría Vilma?, pobre ginecólogo menos mal que no la revisó insitu habría tenido que abandonar la carrera para siempre.
ResponderEliminarEsos del celular me recuerda a un articulo que leí sobre los ooparts, es decir los objetos fuera de lugar y tiempo. Yo creo que es como te han dicho mas arriba, pensamos que antes no se había inventado nada y nos equivocamos.
Feliz finde
:D
Hola, Ana! Vaya una sorpresa para el ginecólogo si la llega a explorar ¿le saludaría el tentáculo con su manita? Yo creo que Vilma viene del planeta Miskatonic, que es muy lovecraftiano.
ResponderEliminarEs muy interesante y divertido el tema de los ooparts. Ahora recuerdo el "Artefacto de Coso", una supuesta bujía eléctrica de hace miles de años de antigüedad que luego resultó ser una bujía usada en trabajos de minería que quedó envuelta en hormigón.
Saludos y muy feliz finde!
Borgo.
Jajajajajajajajajajajajajajaja...
ResponderEliminarHola, Clementine! Feliz finde tentacular y lovecraftiano.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
¡Feliz finde, Borgo! :)
ResponderEliminarEs obvio que no se trataba de Chulthu, cuyo tamaño es de kilometros, pero podía tratarse de una semillar estelar de Chulthu.
ResponderEliminarMientras no tenga dolores de parto cuando salen los tentáculos... ja, ja.
ResponderEliminarSaludos.
Gran relato, me ha gustado mucho. ¿De qué estarían hechos los diu de la edad de piedra?
ResponderEliminarSaludos.
Muy feliz y cinéfilo finde, Clementine!
ResponderEliminarSaludos y besos!
Borgo.
Hola, Demiurgo! No, desde luego no podía ser el mismo Chulthu que aterrorizó Dunwinch pero puede tratarse de alguno más modesto y chiquito, con un sólo tentáculo.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Hola, Nury! Pues no creo... me parece que ella y el tentáculo tiene una buena relación, muy práctica para hacer crucigramas mientras esperas a que se sequen las uñas.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
¿Qué tal, Licantropunk? Gracias y quizás se lo tendria que preguntar a mi paisano y experto en prehistoria Eudald Carbonell. ¿De cartilago de tiranosaurio, quizás?
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Hola Miquel!! Ufff , siempre he pensado que ser pareja de un ginecólogo tiene sus ventajas, pero por lo que veo también muchas desventajas ya que pueden llegar a descubrir los secretos más "íntimos" de una mujer :)
ResponderEliminarMuy curioso lo que cuentas del hipster de los cuarenta y de las cámaras de fotos. Existe un vídeo de Marilyn en el que la están grabando a la salida de uno de sus tantos ingresos hospitalarios, en el cual se lleva la mano constantemente a la oreja, dando la sensación de que va hablando por un móvil ¿Quién sabe? igual llevaba un audífono!!!
Como siempre un placer leer tus historias. Un beso Miquel!
¿Qué tal, Cristina? Lo mejor es que te puedes ahorrar el camino a la consulta pero claro, ya saben y conocen todos los rincones de la anatomía femenina.
ResponderEliminarNo conocía ese vídeo de Marilyn, ya lo buscaré. Puede que se tratase de un pequeño transistor de bolsillo como aquellos Ruby japoneses que llevaba mi padre en los partidos de fútbol. Aunque sin duda lo del móvil suena mucho más interesante.
Un beso y hasta luego!
Borgo.
Extraordinario, Miquel: cuánta capacidad para unir lo absurdo, la comedia, ¡y el terror! y atraparnos con tus letras. Gran relato, sin dudas.
ResponderEliminarLas ilustraciones, como siempre, majestuosas.
Y muy buena data la de los viajeros en el tiempo. Había visto la foto del hipster, pero no así la de Garrincha. Genial.
¡Saludos!
Hola, Juan Esteban! Es que si en un relato logras colar uno o dos tentáculos ya son muchos puntos ganados, que se lo pregunten al maestro Lovecraft.
ResponderEliminarEsa foto de Garrincha es estupenda. Mi padre tenía una cámara parecida cuando yo era niño, por eso me sonaba tanto. Recuerdo que llevaba la película a Alemania -solía viajar allí por trabajo- para que hicieran diapositivas. Qué tiempos...
Gracias y saludos!
Borgo.
Jajaja Muy bueno. La verdad es que me ha puesto triste al comienzo y he pensado "pobrecilla que ni un trsite polvo infiel puede echar", pero luego la cosa se ha animado con ese tentáculo sinverguenza que le ha salido de ese lugar incierto. Muy bueno.
ResponderEliminarFirmado por una adoradora de Lovecraft
Muchas gracias, Ángela y encantado de volver a verte por Borgo. Yo también soy un devoto de Lovecraft y he ilustrado tres portadas: "Los mitos de cthulhu", "El horrror de Dunwinch" y "La sombra sobre Innsmouth" y ya tengo experiencia en dibujar tentáculos, me faltaba describirlos.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.