Bueno, ya que no tengo ninguna foto me la he dibujado. Se
trata de una aventurilla que le ocurrió a mi tío Sento. Mi madre me lo acaba de
contar:
En el invierno del 43 mis abuelos tenían de vecinos a una
familia que colaboraba con una red que facilitaba la evasión de pilotos aliados
que habían caído en la Francia ocupada. Después de pasar clandestinamente la
frontera los escondían en su piso y les ayudaban a llegar al consulado
británico –por entonces en la Plaza España, a solo diez minutos a pie- con este
sistema: el piloto llegaba hasta el consulado llevando de la mano al hijo del
vecino para no despertar sospechas, como un padre dando un paseo matinal.
Un día los vecinos se presentaron a cenar a casa de mis
abuelos con un piloto inglés cuyo avión había sido abatido en La Camargue,
cerca de la frontera. “Sólo recuerdo su apellido –me dijo mi madre-: Underwood,
como la máquina de escribir que yo usaba, ya sabes que estudiaba secretariado, y
también que era la persona más rubia que había visto en mi vida.” Mi abuela
preparó patatas fritas. El piloto pidió: “Vinegar, please” y roció las patatas
con vinagre. Yo también las suelo comer así.
El vecino se explicó: su hijo estaba enfermo y no podía
acompañar al piloto al consulado. Había pensado en que le sustituyera mi tío
Sento que entonces tenía nueve años. A mi abuela la idea no le sedujo pero el
vecino la tranquilizó: “Saben que tiene que hacer si los detiene la policía.
Han de decir que no conocían de nada al niño y que le ofrecieron caramelos si
le acompañaba.”
Al día siguiente mi tío con los bolsillos cargados de
caramelos y el piloto –con un gran sombrero de fieltro que ocultaba su rubia
cabellera- se dirigieron cogidos de la mano hacia el consulado. Mi abuela y mi
madre los seguían a una prudente distancia. Cuando llegaron a la delegación,
Underwood acarició un momento la mejilla de Sento y entró apresuradamente en el
edificio. Ese fue el granito de arena de mi tío a la causa aliada.
Por cierto que los aviadores estadounidenses destinados a
Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial inventaron un cóctel muy sencillo –añadieron
Coca Cola a la ginebra- al que bautizaron con el nombre de RAF en homenaje a
sus aliados:
Preparar en vaso alto hielo y una copa de ginebra. Añadir la
cola preferida y adornar con una rodaja de limón.
EL ABUELO CEBOLLETA ERA OPIÓMANO
Años más tarde mi tío Sento se convirtió en un fiel
coleccionista de los tebeos Bruguera. Un día me enseñó una curiosa página de La
familia Cebolleta (DDT nº 446 de 1959) en la que Rosendo tenía alucinaciones al
fumarse un puro de opio del famoso abuelo narrador de batallitas. Era la época
en que se podía fumar en los tebeos (hasta el loro fumaba) pero lo del opio
disparó la alarma de los censores que añadieron la toxicomanía a los otros
temas tabú de las publicaciones infantiles (suicidio, eutanasia, alcoholismo…)
y sancionaron con una fuerte multa a la Editorial Bruguera.
Como nuestro país no tuvo prácticamente experiencia colonial
en Asia el opio es muy poco conocido. Mi tío –que frecuentaba los muelles por
su trabajo en la Aduana del Puerto- me dijo que por la época en la que Vázquez
publicó esta historieta era frecuente en los bares del puerto notar el olor de
la marihuana (entonces llamada grifa, liarla se decía hacer un pote) de los
marineros. Los legionarios, en cambio, preferían el kifi verde o blanco que
fumaban en pequeñas pipas. De todas formas mi tío prefería sus paraísos
artificiales a base de barrecha (dos partes de moscatel y una de cazalla)
popular combinación que ya casi ha desaparecido en las ciudades.
Dedicado a mi tío Sento (1934-2014) con mucho cariño. Voy a
tomarme ahora un RAF a su salud.
Y ya que hemos hablado de sustancias alucinógenas termino
con un poema de Valle Inclán:
LA PIPA DE KIF
Cáñamos verdes son de alumbrados. Monjas que vuelan y
excomulgados.
¡Coca! A tu arcana norma energética. Epopeya del Araucano
que al indio triste torna espartano.
Lima virreina, mordió Pizarro tu fibra dura y perdió su
armadura. Verdes venenos ¡Yerbas letales de paraísos artificiales! A todos
vence la marihuana, ciencia del Ramayana.
Qué anécdota más bonita. Un granito de arena que tiene su importancia...para el piloto de granito nada...más bien una montaña.
ResponderEliminarUn saludito.
¿La excusa si les pillaban era que le ofreció caramelos al niño? ¿cómo los pederastas a la puerta del colegio? No se si eso podía volverse -todavía más- en contra del piloto.
ResponderEliminarUna historia muy bonita. Y, mira, tampoco sabía el origen del nombre del combinado. Saludos.
ResponderEliminarHola, David! La verdad es que era ingenioso ese sistema para evadir pilotos. Un paseo de diez minutos que luego no olvidas.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
¿Qué tal, Conde? Sí, suena bastante raro pero algo había que decir, si al piloto lo pillaban se iba a un campo de trabajo que había en Reus.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Hola, Ricard! Sí, al bautizar la ginebra con Coca Cola esos pilotos inventaron un nuevo cóctel y a mi familia les descubrieron las patatas fritas en vinagre que están muy buenas.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
El hijo del vecino era un desertor :O
ResponderEliminarMuy buena entrada, como siempre, con un collage de temas estupendamente enlazados, como los combinados que propones.
ResponderEliminarSaludos.
Una anécdota muy curiosa e interesante, parece el argumento de una película de la época, que cosas pasaron nuestros antepasados, se merecen todo nuestro reconocimiento y tú con esta entrada así lo haces.
ResponderEliminarLo de ofrecerle caramelos al niño es algo que hoy en día se miraría con doble intención, yo creo que en aquellos años la gente era mas buena
Un saludo Miquel.
Puri
Una historia casi cinematográfica. Menudas tramas se inventaban es algo que me parece muy ingenioso e interesante, imagino que el sombrero le ocultaba bien el pelo rubio porque si no no se las hubieran dado ni con queso.
ResponderEliminarEn fin lamento la perdida de tu tío Sento, que a propósito, ¿den dónde viene ese nombre? Nunca lo había oído.
Saludos
:)
Estoy de acuerdo: una historia muy cinematográfica y un bonito homenaje a tu tío Sento, que has rematado además con la alusión a la desaparecida "barrecha", al ambiente portuario y a la Pipa de Kif de Valle-Inclán.
ResponderEliminarUn saludo, Miquel!
Hola, Doctora! Pues sí, parece que las paperas se confabularon contra la causa aliada. Gérmenes nazis...
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Gracias, Ethan. Es un combinado sencillo pero muy bueno, creo que estoy volviendo a ser adicto a la Coca Cola, como en mis tiempos adolescentes.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Hola, Dulcinea! En casa me crié rodeado de historias que contaba mi família de la guerra civil y los duros tiempos de la posguerra.
ResponderEliminarSí, puede que entonces la gente era como más inocente. En todo caso tenían que decir que no conocían a ese niño y que habían pensado en que les acompañara al consulado para disimular.
Saludos! Borgo.
¿Qué tal, Ana? Además de ese pelo rubio tan llamativo le afeitaron su mostacho muy estilo "british".
ResponderEliminarLa família de mi madre es de origen valenciano. Allí es muy corriente llamar Vicente o "Vicentet" a los niños que suena "Visentet" y lo abrevian como "Sento".
Saludos! Borgo.
Hola, Sícoris! Yo aún recuerdo de muy pequeño acompañándole en sus paseos portuarios haciendo alguna parada en las tabernas para tomar su barrecha. Sólo faltaba la niebla y el ulular de sirenas de barco para hacerlo más cinematográfico.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Una historia muy bonita. Mi abuelo me contaba algunas de cuando la Guerra Civil, ya que a él le pilló en plena juventud.
ResponderEliminarSaludos!
Hola Miquel!! Estupenda historia, y esta vez real, por lo que me parece muy entrañable.
ResponderEliminarNunca he probado las patatas fritas con vinagre, pero si dices que están buenas lo haré :)
Esas personas anónimas pero comprometidas son las que han salvado en muchas ocasiones a este mundo loco
Me encantan los tebeos de antes, de hecho tengo un montón de tomos que mi padre se encargó de coleccionar y los reviso muy a menudo
Yo antes bebía gin con cola, pero ahora me he pasado a combinarla con tónica que parece me sienta mejor
Muy interesante este post Miquel. Me encanta el niñito de la ilustración, con esa cara de bueno.
Un besazo y qué pases una espléndida semana!
Pequeñas historias de la historia, pero desde luego impresionantes, como uno puede contribuir a salvar una vida humana con un gesto tan simple.
ResponderEliminarMr. Borgo, ¡que anecdota! ¡Que tiempos aquellos! A la hora de salvar el pescuezo cualquier excusa es valida, bueno, casi.Cordiales Saludos.
ResponderEliminarTu tío Sento pudo decir con orgullo que ayudó a las tropas aliadas en la Segunda Guerra Mundial. Que historia tan bonita. Me encantan este tipo de anécdotas históricas. Sólo hubiera faltado que ese señor luego hubiera llegado a ser un cargo importante o algo dentro del gobierno Británico y se acordase de aquello.
ResponderEliminarNo se si fue un tio abuelo o un bisabuelo mío sentía pánico al sonido de los aviones comerciales porque le recordaban al sonido de la aviación en los bombardeos de la guerra.
Un saludo.
Qué bonito recuerdo a tu tío, recordar cuando fue un niño viviendo una gran aventura.
ResponderEliminarBrindo con un RAF por su memoria.
¿Qué tal Éowyn? Esa fue una generación muy interesante. Vivieron experiencias terribles y que merecen recordarse para que no se vuelvan a repetir. Esa gente eran como archivos vivientes.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Hola, SqS! Te recomiendo las patatas fritas con "vinegar", los ingleses toman así su fish and chips, claro que yo soy tan rarito que me gusta la comida inglesa.
ResponderEliminarPersonas anónimas pero que vivieron grandes experiencias... y esos tebeos eran entrañables. Mi tío -paisano tuyo- coleccionaba DDT, TÍO VIVO... El gintónic me gusta mucho y eso antes de que se pusiera tan de moda.
La ilustración está basada en fotos que había visto de mi tío por esa época. Besos y que tengas muy buena semana!
Borgo.
Hola, Cahiers! El destino de esos pilotos aún saliendo de la Francia ocupada era arriesgado pues podían pasar mucho tiempo en un campo de trabajo (más bien concentración) que llamaban "Hotel Reus". Con tiempos difíciles la gente echaba imaginación.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Hola, Mr. Belknap! A mí me encantaban las historias que me contaban mi família de esa época. Tiempos difíciles que ponían a todos en situaciones límite.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Hola, Charly! Sí, ya me gustaría poder decir lo mismo, vaya tiempos aquellos... solo hubiera faltado situar la historia en Navidades para hacerla más emotiva. Yo escuchaba embobado esas historias cuando era pequeño. Bueno, y ahora también.
ResponderEliminarYo recuerdo que mi padre señalaba hacia la ventana las noches de tormenta y decía que el resplandor de los relámpagos le recordaba a los bombardeos.
Saludos! Borgo.
¿Qué tal, loquemeahorro? Una historia bonita y lo curioso es que acabo de conocerla hace muy poco. Yo también creo que es un buen momento para un RAF. Bueno, cualquiera lo es.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Estupendísimo post.
ResponderEliminarMe toma un RAF a la salud de su señor tío!
Hola, Mr.Lombreeze! Voy a imitar tu ejemplo y me tomaré otro. A ver si la RAF me recompensa con una cajita de ginebra Bombay, sería un detalle.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Que lindo homenaje a tu tío. Y la historia me ha encantado, gracias a muchas personas de buen corazón, se han podido salvar algunas vidas en esa guerra tremenda.
ResponderEliminarsaludos
Hola, Karin. Pequeños gestos como este pudieron hacer un gran bien. Además, mi tío fue un agente secreto muy económico, solo costó a la causa unos cuantos caramelos.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
No salgo de mi asombro y me encanta la historia, tiene un guión Miquel.
ResponderEliminarEs verdad que la gente era más inocente y nuestros abuelos si que eran héroes ¡ menuda experiencia la guerra y la posguerra!
Nos tomaremos algo a la salud de tu tío y a la tuya y para acompañar las famosas patatas con vinagre!
Saludos chin chin!
Hola, Abril! Bueno, para un telefilme creo que hay tema. Se podría llamar "Operación Vinegar", así se comían el Fish and Chips en Londres. Desde luego fue una generación que vivió tiempos muy duros que los ponían a prueba.
ResponderEliminarChin chin y feliz Navidad, que ya está cerca!
Borgo.
La barrecha en Salamanca se llamaba "manchada". En los 80 era muy popular por aquí, incluso había bares que lo servían en minis (vasos de plástico de un litro de capacidad: bueno, seguro que lo sabías...). Sólo de recordarlo me da vueltas la cabeza, ja, ja. ¿Habrá quién todavía se pida esas cosas en los bares? ¿Es el sol y sombra una bebida chamánica? ¿Será verdad que somos lo que bebemos y ahora se bebe diseño?
ResponderEliminarSaludos.
Hola, Licantropunk! Así que también se llama "manchada". Eso era el dopaje de los camioneros y demás currantes y no sabía lo de los minis. Cómo debían ser los maxis... Me gustaba el sol y sombra pero no lo tomo desde la mili donde era una bebida muy popular. Si somos lo que bebemos deberíamos ser ensaladas por los vegetales y floripondios que les ponen ahora a los gintónics.
ResponderEliminarSaludos! Borgo.
Qué buena entrada, Borgo.
ResponderEliminarMe encantó la anécdota del Tío Sento, y sé que a él también le gustaría saber lo bien que ha sido redactada y transmitida a tus lectores.
Curiosamente, uno de los primeros cuentos que escribí (el tercero, para ser más preciso), allá por el año 1996, tenía al opio como sustancia que traficaba el protagonista del mismo. Se llama «En la pared, un rostro», y se puede leer en el blog :).
Las ilustraciones son magníficas, claro, como siempre.
¡Saludos!
Hola, Juan Esteban! La verdad es que de niño escuchaba muchas historias en mi família sobre la guerra civil, la mundial y la resistencia.
ResponderEliminarPrecisamente estoy leyendo a Quincey y sus "Confesiones de un fumador de opio" con sus tugurios del Chinatown londinensa. Ya me pasaré a leer ese relato en tu blog. Seguro que estará muy bien, como siempre.
Gracias y saludos!
Borgo.
Qué historia más flipante y no digo nada acerca de la familia cebolleta... ja, ja.
ResponderEliminarUn saludo.
¿Qué tal, Nury? Sí... creo que mi família es un poquito como la Cebolleta pero nos faltaba el loro que fuma.
ResponderEliminar¡Feliz Navidad! Borgo.