El fornido portero de la discoteca Zyklon tiene aspecto intimidatorio pero cuando Nico se acerca a la entrada sonríe afable y le sostiene el brazo con delicadeza, como si tomara la mano de una chica, antes de imprimir una cifra en su muñeca con un marcador de tinta azul. "Es por si decides salir" -le aclara el portero retirando un cordón de terciopelo rojo.
Al entrar en la sala Nico es acogido con un estallido de música -Coldplay- inspecciona la pista de baile y se sorprende al ver que sólo hay mujeres. Excepto él, no se ve ni un hombre. Nico se ve pronto rodeado de cuerpos que bailan espasmódicamente y no tarda en fijarse en una chica esbelta de lacia y lustrosa cabellera que cimbrea sus caderas en el centro de la pista. Nico se le acerca sonriente pero al advertir su presencia la chica le dirige una mirada que revela un hosco desinterés. Hay algo incierto y neblinoso en su expresión.
Ante el asombrado Nico ocurre ahora algo extraordinario. Los gestos, las sonrisas y las miradas de las jóvenes experimentan una metamorfosis: sus gestos sensuales se convierten en bruscos, sus brazos carnosos y suaves se endurecen. En unos instantes aquellas muchachas se han convertido en hombres. Son hombres con barba rala y mirada sombría. Nico siente el mismo miedo y estupor que Odiseo al ver como la hechicera Circe transformaba a su tripulación en animales.
Hasta la música ha cambiado. Coldplay ha sido sustituido por una extraña algarabía ejecutada por un cuarteto de cuerda que toca en un rincón. Cuatro violinistas de aspecto miserable que visten ¿un pijama? No, un raído uniforme a rayas, el mismo que ahora lleva el aturdido Nico.
-Achtung! -grita alguien.
Es el portero que ahora parece mucho más temible de uniforme gris verdoso y gorra con reluciente calavera. Sus cuencas vacías parecen mirar fijamente a Nico.
-Neun Tausend Neunhundert Drei! (¡Nueve mil novecientos veintitrés!) -El portero señala con una fusta la mano izquierda de Nico. El joven examina su muñeca y descubre el número 9923 tatuado con tinta azul.
-Folge mir! (¡Sígueme!)
Nico sigue la ancha espalda uniformada por un lóbrego pasillo. Llegan a lo que parece una sala de calderas que despiden un olor acre. Las cenizas revolotean como letales copos de nieve. El portero indica a Nico que alimente el fuego de los hornos.
Nico empieza a echar paletadas de carbón. El portero se marcha haciendo resonar los tacones de sus botas en el suelo.
RELATO BLOQUEADO
No crean que me he olvidado de Toc, toc, toc... Al final me he decidido por el desenlace de Ricard del estupendo blog Classics de cinema. Me ha costado lo mío pues me han enviado finales muy buenos. Muchísimas gracias por dedicarme su tiempo y un poco de inspiración. Había muchas ingeniosas soluciones para explicar esos extraños ruidos del piso de arriba.
En agosto Borgo no cierra pero publicaré el relato completo en septiembre con algún que otro dibujito.
Gracias de nuevo y hasta pronto.
Ya me olía raro lo de la discoteca, se veía que algo chungo iba a pasar, como en la primera escena de "Blade".
ResponderEliminarSeguiré intrigada por el desenlace de ese relato : )
Otro relato bloqueado! pero bueno, yo quiero saber el final, estoy intrigadisimo, un campo de concentración? La parte trasera del Pizza hut?
ResponderEliminarHola Miquel!!! Pues en principio a mi me parecía todo bastante normal, ya que los porteros de las discotecas que en ocasiones frecuento son la mar de agradables; pero eso de todo chicas....ya me parecía típico de una alucinación jajajaja, porque donde hay chicas hay chicos seguro.
ResponderEliminarEl relato es estupendo, nunca imaginé la dirección por la que ibas a tirar, y me ha sorprendido mucho.
Con la imaginación se puede viajar, y eso es lo que hizo el pobre Nico.
Tengo ganas de ver la continuación del relato. Felicidades a Ricard, y a ti un besazo amigo Miquel!!!
¡Hola vecino de patio/ventana !:-)
ResponderEliminar¡ay que ver lo que hace el calor..!jeje
Relatos para dejarnos helados..se reciben bien.A mi en verano me apetecen esas historias "negras", quizás por el efecto que causan..
Un beso Miquel, me voy a dar un chapuzón
P.D. Esperaremos a Septiembre para el desenlace :-D
Hola Mr. Borgo,
ResponderEliminarQue mal rollo lo de las discoteca, pero a medida que salia lo del alemán pensaba que el relato iba a acabar aun peor.
"Es lo que tiene contratar mano de obra barata, se ensimisman con cualquier cosa". ¿ Iba de eso no, esto es una ETT que esclaviza a personas que para evadirse sueñan ?
Realmente inquietante, hasta para ti compañero. Eso si, me ha tenido en vilo completamente.
Y lo de Septiembre es una muy buena propuesta, en Agosto, hay que hacer entradas más livianas. ;-> Que estamos todos con las ideas en otros sitios.
Un placer leerte como siempre.
Un abrazo Miquel.
Vaya pesadilla, pobre Nico. Por utilizar referencias cinéfilas, lo que empieza como Fiebre del sábado noche se ha acabado estancando en La lista de Schlinder. A ver cómo terminará...
ResponderEliminarAh, y muchas felicidades a Ricard por ese final de Toc, toc, toc que ya estoy deseando leer.
Que tengas buenas vacaciones y hasta septiembre. Un abrazo.
Hola, Doctora. Inolvidable esa escena de la disco vampíríca, a ver cuando abren una como esa en mi barrio.
ResponderEliminarY encima seguro que en la discoteca Zyklon la bebida es de garrafón.
Saludos. Borgo.
¿Qué tal, Aris? Eso te lo dejo a tus buenas cualidades escritoras. ¿Un bucle espacio-tiempo? ¿Mundo paralelo con`pòrtero a la entrada?
ResponderEliminarSaludos. Borgo.
Hola, SqS! Sí, no es extraño que en ese local sólo hubieran chicas, normalmente entran gratis al menos en la disco de mi barrio. De todos modos ese sería el sueño de todo adolescente, ser el único gallo del gallinero.
ResponderEliminarMe alegra que te guste el relato y ya sabes: en septiembre el desenlace de Ricard.
Besos! Borgo.
Hola, Abril. ¿En serio? ¿Somos vecinos? ¿No serás la de los prismáticos, verdad?
ResponderEliminarUn relatito veraniego a pesar del calor que debía hacer en esas calderas.
Besos y que tengas un refrescante chapuzón. Borgo.
Hola, UTLA! Pues aún pensaba en otro giro: el sueño de un prisionero de verdad que se imagina una discoteca-metamorfosis. Me vino la idea viendo en un documental a las doradas cambiando de sexo. Es una solución cuando en una fiesta hay muchos más chicos que chicas como me pasaba de joven.
ResponderEliminarEn agosto publicaré un relato nuevo y alguna entradfa repescada del principio de mi blog, cuando no me leía ni mi gato.
Abrazos y un placer que te pases por aquí. Borgo.
Hola, Sícoris. Muy buena esa relación cinéfila Travolta-Schindler. No se me había ocurrido.
ResponderEliminarTransmito tu felicitación a Ricard que me ha sacado del apuro y te deseo muy buenas vacaciones.
Abrazos! Borgo.
Joder, me he quedado clavado, iba decir en la butaca, como cuando te sorprende una película. Me ha recordado al episodio de "En los límites de la realidad", el protagonizado por Vic Morrow, un racista que sufrirá el más cruel de los destinos.
ResponderEliminarHola Miquel, como decía el Julito Iglesias "unos vuelven otros se van"... de vacaciones. Por cierto, esa discoteca no difiere demasiado de la realidad. sustancias alucinógenas, ruido infernal, fantasmas deambulando, ambiente lóbrego... jajaja.
ResponderEliminarEn serio, es un fantástico relato, lástima que sea tan corto y te deje con la miel en los labios. Disfruta tu ahora de unas merecidas vacaciones como dios manda.
Un abrazo.
Hola, Cahiers. Es verdad, Cuando Vic Morrow en el que sale de un bar y se encuentra en mitad de la noche en el París de la ocupación. Ese episodio valía por si solo ver la película. Bueno... y el del niño mandón.
ResponderEliminarSaludos. Borgo.
Hola, Alimaña. ¿Qué tal las vacaciones? Me alegra verte por aquí. Yo conocí en mi juventud algunas discotecas cutres que, excepto los hornos crematorios, no se diferencian mucho de esta. Y encima con el King África sonando a todo trapo.
ResponderEliminarNo hago vacaciones (acabo de hacer una escapada a Londres) pero lo bueno es que tengo portadas por hacer. ¡Que no falten!
Abrazos. Borgo.
Y el último, el del monstruito destrozando el motor del avión ante la mirada de pánico de un estupendo John Lithgow. La más floja la de Spielberg y los viejos.
ResponderEliminar¡Ah, sí, Cahiers! La verdad es que pensé en ese episodio a la vuelta de mi tormentoso viaje de regreso de Londres esta semana. Esperaba oir al comandante: "Si miran a su izquierda verán a un Greemlin jodiéndonos un ala". Sin duda el edulcorado sketch de Spielberg era el que daba la nota.
ResponderEliminarSaludos. Borgo.
Creo que en casi todas mis visitas a discotecas -y se cuentan por centenares- he tenido la misma impresión: al entrar todo eran chicas y al cabo de un rato, misteriosamente, sólo había tíos. También creía vivir una alucinación. Por suerte, no había alemanes (ni siquiera en Salou; se acuestan todos muy temprano).
ResponderEliminarMuchas gracias por elegir mi final para el relato inacabado; no estoy muy seguro de merecer tal honor porque seguro que había otros finales muy buenos. Hacía una década que no escribía nada que no tuviese que ver con cine; a lo mejor, tendré que recuperar esa afición, aunque lo cierto es que supone un gran ventaja que te den el pie; en mi caso al menos, no me cuesta mucho escribir sino decidir acerca de qué. Espero no decepcionar excesivamente a los lectores en el "examen de septiembre".
Un abrazo.
Hola, Ricard. Esos son algunos de los sucesos inexplicables de las discotecas como los criterios de los porteros para dejarte entrar o no.
ResponderEliminarSeguro que no vas a decepcionar a nadie, Ricard. Todos los finales que me propusieron eran buenos pero el tuyo creo que se llevaba mejor con la línea del relato y era visualmente atractivo. Gracias por ayudarme a completarlo.
Abrazos. Borgo.
Si señor, muy imaginativo. Me ha gustado. Habrá que esperar al desenlace.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Miquel, tras leer el relato lo primero que me ha venido a la mente ha sido la voz de Rod Serling (doblada por supuesto) diciendo aquello de ... "Abramos esta puerta con la llave de la imaginación. Tras ella encontraremos otra dimensión, una dimensión de sonido, una dimensión de visión, la dimensión de la mente. Estamos entrando en un mundo distinto de sueños e ideas. Estamos entrando en la dimensión desconocida." con su peculiar música, me he trasladado a años "a.
ResponderEliminarGENIAL.
Un saludo.
Hola, Charly. Muchas gracias, de verdad me alegra que te guste. Ya verás, el final de "Toc, toc, toc..." de Ricard está muy bien.
ResponderEliminarSaludos. Borgo.
Hola, Lost Boy. Huy, pues me encanta esa introducción que has hecho porque tenía muy presente "La dimensión desconocida" al escribir este relato. Presentado por Rod Serling ya habría sido una pasada. Sí, creo que es la historia más de ese estilo que he escrito.
ResponderEliminarAbrazos. Borgo.
Dios mio, este relato es absolutamente pesadillesco. Y no por el rollo nazi, ya solo cuando las tias se transmutan en sudorosos maromos se me ha erizado el vello del cuerpo. Y no por excitación precisamente :(
ResponderEliminarUn saludo caluroso!!
¿Qué tal, Wolfville? Y menos mal que la transformación no le ha pasado a Nico en el momento de bailar "los lentos" o agarrado, como se decía en mis tiempos.
ResponderEliminarCalurosos y bochornosos saludos. Borgo.
El nombre Zyklon me debía haber alertado del desenlace. Muy buen relato.
ResponderEliminarSaludos.
Así no... Venía muy interesado en lo que pudiera pasar y se bloquea el relato. Está bien, estás experimentando estas formas novedosas que, sin dudas, te dejaran un plus de arte, ya que la retroalimentación entre colegas siempre nos deja algo más de lo que teníamos.
ResponderEliminarNo me pareció que tuviera nada de 'mi estilo', tengo la certeza de que tú tienes tu estilo y que es bien personal, y lo más importante, me gusta.
Un fuerte abrazo, Borgo.
HD
Bravo, Licantropunk, eres el primero que se ha dado cuenta. Sí, el temible gas Zyklon-B muy presente en la película "Amén" de Costa Gavras.
ResponderEliminarGracias y saludos. Borgo.
¿Qué tal, Humberto? Me alegra mucho que te haya gustado y eso está bien, que nos vayamos realimentando. Esa parte de iontromisión de lo irreal era lo que me parecía más cercano a tus relatos.
ResponderEliminarAbrazos y gracias por pasar por aquí.
Borgo.
Se me había traspapelado esta entrada... o algo parecido, y seguro que tengo más sin leer, seguiré navegando por este blog :-)
ResponderEliminarRelato descorazonador éste, desde luego, entras en una discoteca y ya ves tú lo que te encuentras... pobre chaval y ahí que se queda.
Besos, Borgo.
Hola, Clementine, bienvenida. Ese relato se me ocurrió en una discoteca con música machacona y luces estroboscópicas, efectos de humo incluidos. Parecía una experiencia dura, sobre todo por los diez euros que cobraban por los gin tónics.
ResponderEliminarBesos. Borgo.