Prosiguen las entregas sobre los cuentos de la taberna El Enano Saltarín. Sybila Layna me lo puso muy interesante con ese umbral hacia un mundo fantástico. Suerte,amigo Tirador, ahora te paso el relevo.
Irene y Alonso abrieron los ojos despacio, como volviendo de las profundidades de sus sueños en pequeñas y espasmódicas olas de sorpresa. El Mapamundi los había llevado muy lejos, debía ser un puerto tropical por el embriagador aroma de flores exóticas.
En la ancha playa que tenían frente a ellos la gente empezaba ya a marcharse. Las pequeñas sombrillas, como hongos rayados, comenzaban a arrancarse de la arena. La pareja aún permaneció unos instantes cogidos de la mano observando las olas pequeñas e indolentes antes de caminar por el paseo que lucía una acera de mosaico de alegre diseño.
Bandadas de aves, puntitos destacados sobre el cielo que estaba oscureciéndose, bajaban en picado girando por encima del puerto. Alonso observaba las altas palmeras que se erguían como torres por encima del coloreado mosaico de la acera. Irene, no. Acariciando la piedra con su mano libre paseaba su mirada por las ventanas. Es un hecho que las mujeres suelen fijarse en las ventanas oscuras de los edificios iluminados.
-¡Mira, el Enano Saltarín! – exclamó Alonso.
Una taberna con un rótulo en el que aparecía un enano con un gorrito de mono de organillero y un ajedrezado vestido de polichinela. Detrás de la cortina de abalorios se oía el entrechocar de los vasos y el zumbido de los ventiladores.
Todos estaban allí y no estaban allí… ¿Cómo explicarlo?
Era como uno de esos sueños en que las personas que conocemos no tienen la misma apariencia física aunque los reconocemos al instante. Carloto estaba de pie detrás de la barra limpiando un vaso con los ojos entornados a causa del humo que salía de un cigarrillo apostado en la comisura de sus labios. Era él sin duda pero se le veía más joven. Sirvió el licor dulzón que ya conocía -aunque ahora su color era azul- y lo llevó hacia la mesa donde Leonardo, Don Floro y Jacinto jugaban a un olvidado juego de cartas: el Gato Viejo. En lugar de un mono, Jacinto llevaba un loro posado sobre su hombro. Sentada en un rincón estaba Gudrun ensortijándose con un dedo un mechón rubio trigueño.
-Cuantas veces habéis entrado en un bar y estaba lleno de gente –dijo don Floro mientras repartía cartas- , pues he desarrollado una teoría para resolver este problema: La Teoría del Hueco. Entras a un bar y está lleno de gente, pues sacas un hueco del bolsillo y asunto arreglado. Ya tienes tu hueco en el bar. Eso sí: recordad que debajo de un hueco queda la nada y la nada es peligrosa…
-…porque en la nada no hay nada, ni siquiera un hueco -. Prosiguió el loro de Jacinto dando a entender que aquella historia ya la había contado muchas veces.
Irene y Alonso seguían aún de pie, cogidos de la mano. Observando por una ventana el juego de los rayos de luna en las olas y sintiendo se agradablemente acariciados por la tibia brisa nocturna. Tuvieron que apartarse de la puerta cuando entró un hombre gigantesco que vestía de tirolés con unas prendas que le quedaban apretadas. Sus ojos parecían coléricos y sostenía un hacha entre sus poderosas manos. En dos zancadas se plantó a la derecha de don Floro. Su gesto fue tan rápido que sólo vieron brillar un instante el filo del hacha antes de cortar de un certero tajo las dos manos del boticario.
-¡Nueve, diez, jota, reina y rey! – Gritó el loro al ver la jugada que sostenían las manos amputadas sobre la mesa- ¡Eso hace un Gato Viejo! Hacía años que nadie lo conseguía .Es mucho más difícil que una escalera de color.
Ya cuando vi el sorteo me percibí del temible honor que me había tocado en suerte: Escriben Layna, Borgo, y luego un servidor...pero lo bueno es que me dejan estupendos asideros para continuar escribiendo, que no llegando a su nivel, desde luego...
ResponderEliminarEstupenda entrega, amigo Zueras, es usted un fenómeno...
Como se nota que navega usted en aguas conocidas. Ese tipo del hacha y el pobre boticario son un sorpresivo y digno final de su relato enlazado. Espero que me alcance la inspiración para el mes de agosto, y junto al amigo natsnoC sepamos dar un cierre merecedor de tan ilustres plumas, perdón quise decir ilustres teclados.
ResponderEliminarHola, Tirador. Seguro que lo hará muy bien, de eso puede estar seguro. La verdad es que me ha divertido bastante participar en este tema de los relatos encadenados. Aquí me tienen para cualquier otro. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarHola, Cahiers. Espero con ganas su relato agostizo. Eso de las plumas será por el clásico "Las cuatro plumas" ¿verdad? Un saludo y que le venga mucha inspiración. Borgo.
ResponderEliminar¡Pobre boticario! eso fue un final interesante si señor!
ResponderEliminarCada vez se agrega un mundo nuevo al relato, nos estamos pareciendo a El Gran Pez.
Veremos que nos trae el Tirador Solitario. Saludos!
Esperé el relato demasiado ansiosa y no me ha decepcionado para nada.
ResponderEliminarDe hecho, me ha encantado...
felicitaciones!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Gracias, Mr. Dupin. Espero que no haya desentonado esa nota "gore" en el relato. Muchos saludos. Borgo.
ResponderEliminarMuchas gracias The Driver y bienvenida a Borgo. ¿Eres de Buenos Aires? Yo viví allí año y medio en el barrio de Caballito. Espero que nos sigamos visitando. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarDe La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, a una media hora de Caballito. Y que hacías por aca?
ResponderEliminarPues mira, The Driver, perdí la cabeza por una mina como dicen por allá. Lo recuerdo como una época linda. Compraba cómics en la Plaza Rivadavia y escuchaba jazz y tango en el barrio de San Telmo. Volveré para allá en octubre a ver unos amigos. Chau, Borgo.
ResponderEliminarQue divino! Venir por una mujer...
ResponderEliminarHola, The Driver. Bueno, es un buen motivo para cruzar el charco. Cuando ella me dijo si me vendría a Buenos Aires yo contesté: "Con vos me voy al fin del mundo". Quedó lindo ¿no? Borgo.
ResponderEliminarAmigo Miquel, me ha encantado la continuación, casi que me he visto saboreando los aromas y las vistas a la orilla del mar y, por cierto, tomo nota de la teoría del hueco del bueno de don Floro, excelentísima en todos sus aspectos.
ResponderEliminarun saludo.
No entiendo nada del relato pero me encanta, que es lo mismo que me pasa con David Lynch...
ResponderEliminarPor cierto, lo de Buenos Aires, demasiado, y pensaba que yo había hecho tonterias por mujeres, vos me supera, yo al final senté la cabeza, harto de perder siempre...
Pobre boticario, que sanaba con la manos.
ResponderEliminarCreo que esto esta quedando a lo Tarantino.
El enano saltarin abierto hasta el amanecer .. jaja
Es la tercera sección que leo, ahora tu le das un alcanze macabro al concepto, se convierte en un relato de terror, totalmente inesperado el camino que le has dado al conjunto. Felicito su buena adaptación, lo estan haciendo excelente. Un abrazo.
ResponderEliminarMario.
Hola, JLin. Me alegra mucho que te haya gustado sobre todo después de releer tu brillante inicio. La teoría del hueco se me ocurrió así por las buenas al entrar en un abarrotado bar un sábado por la noche. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarHola, Aris: para mí es un gran halago lo de "no entiendo nada pero me encanta". No sólo hago esas tonterias sino que además no aprendo: poco después de regresar de Buenos Aires me fui una temporada a Turín por otra mujer. No tengo remedio. Borgo.
ResponderEliminarHola, Blog A y bienvenida a Borgo. Bueno, pensé que un toque gore igual quedaría bien. ¿Cambiamos lo de "Enano Saltarin" por "La teta enroscada". Saludos. Borgo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Mario. Conmigo ya sabían a lo que se exponían, que la historia tomase un giro terrorífico. Los demás lo están haciendo pero que muy bien. Abrazos. Borgo.
ResponderEliminarMuy bueno, me ha encantado. No sabía qué esperar pero ha estado al nivel de lo que me imaginaba.
ResponderEliminarPobre boticario, con lo buena persona que era...
Gracias, natsnoC. Yo estaba intimidado por el buen nivel que por aquí había. Lo del boticario no es tan grave. Ha hecho "La jugada del Gato Viejo" y siempre le pueden poner una prótesis con ganchos como aquel marino de "Los mejores años de nuestra vida". Saludos. Borgo.
ResponderEliminarComo siempre que te leo es excelente la manera en la que escribes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bueno el texto. ¿En nuestra futura colaboración sólo parte gráfica o tendrás parte escrita? Lo merecería.
ResponderEliminarLa taberna fantástica, aquella de Alfonso Sastre que no pudo ser estrenada hasta después de la muerte de Franco (una década después, en realidad) y en la que descubrí al Brujo, al que pronto tendré ocasión de volver a ver.
Si, divagué: una taberna trajo a la otra.
Saludos.
Gracias, Worc. Me quitas un peso de encima pues mis predecesores habían dejado muy alto el listón. ¡Escriben bien, ya lo creo! Saludos. Borgo.
ResponderEliminarHola, Licantropunk. Pues si son las dos partes mejor. Es un buen tema lo de las tabernas, ahora recuerdo "La taberna galáctica" el cómic de Josep MªBeà que se tenía que rodar para Canal Plus aprovechando los decorados de "Acción mutante" pero al final no se realizó.
ResponderEliminarQué gran actor El Brujo. Lo vi en Barcelona representando unos textos de Quevedo. Saludos. Borgo.
Cómo controlas las palabras...no podías ser otro que tú para darle un toque gore y psicodélico a la historia.
ResponderEliminar¡AH! y la "Teta enroscada" existe aquí, en la estepa lleidetana, es un invernadero regentado por una estrambótica y siniestra familia; les dediqué la primera entrada de nuestro cutreblog, porque desde luego que se lo merecen.....se llama "La Teta enroscada y Krishnamurti", por si a alguien le apetece leer.
Kissesssssss.
Gracias, Sincopada. Tengo que conocer ese sitio de la estepa leridana, me lo imagino como el puticlub que salía en la película "Jamón, jamón" de Bigas Luna. Parece una Teta Enroscada regentada por la Familia Addams. Jo, jo... ahora miraré tu entrada. Muchos kisses. Borgo.
ResponderEliminarPero que genial continuación le has dado al relato que yo hice!! me ha encantado!! La descripción de la playa, el encuentro con ese bar, la teoría del Hueco,el juego de carta.. Reconozco que me ha dado pena que se quede sin manos el boticario porque era buena persona pero no pasa nada, con la mágia que hay por aquí todo puede ocurrir. ¿Y el dibujo? la ilustración, que doy por sentado qu es made in Miquel Zueras, me ha gustado muuuucho. Ya tenemos relatos enlazados con ilustración incluida ¿que más se puede pedir?. Un beso
ResponderEliminarHola, Layna. Tu continuación me encantó y me alegra mucho que te gustará mi aportación. No te preocupes por las manos del boticario, seguro que tiene una teoría para eso. A ver que hace Tirador con ese tirolés psicópata suelto. Dudaba si poner una ilustración porque pensaba que eso me distanciaría de los demás pero natsnoC me dijo que no habría problema. Es una simpática y divertida idea la de esos relatos ¿verdad? Besos. Borgo.
ResponderEliminarEsto de los relatos entrelazados, desde luego, tiene su dificultad. Tú le has dado un giro que... ¡a ver lo que hace Tirador! Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Marcos. Bueno, parece que se lo puse algo complicado a Tirador pero seguro que saldrá bien airoso con su continuación. Abrazos y prueba algún día la Teoría del Hueco. Borgo.
ResponderEliminarBrillante continuación con final sorpresivo.
ResponderEliminarSaludos,
Muchas gracias A-B-C. Me alegro que te guste ese giro hacia el gore con tirolés loco pues estaba muy indeciso de si ponerlo o no. Saludos. Borgo.
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