domingo, 8 de mayo de 2011
EL QUE MUEVE LOS HILOS
Llovía. Cuando el hombre atractivo entró en la sala fue toda una conmoción. El pianista dejó de tocar, los dos borrachos que estaban cantando callaron y toda la gente con cócteles en sus manos le recibieron con entusiasmo.
-¡Hola, Pedro!
-¡Es Pedro!
-¡Pedro!
-¡Hola a todos! -gritó Pedro-. ¡Esta es una gran noche!
La gente se arremolinó en torno a Pedro. Su vitalidad parecía tener presencia física en la sala haciendo más alegre el ambiente. Abrió los brazos y exclamo:
-¡Oídme todos, por favor! Hemos hecho un gran espectáculo. Al patrocinador le ha encantado y... ¡ha firmado por seis meses!!!
-¡Bien!
-¡Magnífico!
Después de aplausos y murmullos de satisfacción hombres y mujeres comenzaron a rodear a Pedro. Todos trataban de estrecharle la mano, abrazarle... la fiesta se disponía a su alrededor. Pedro gritó por encima de todas las voces:
-Bueno, ahora un poco de silencio. Todo esto no hubiera podido hacerlo solo y como veo que hay por aquí algunos miembros de la prensa quiero presentarles a esta gente maravillosa... En primer lugar aquí está Alfredo -dijo rodeando con un brazo los hombros de un invitado con chaqueta de terciopelo-, el director de orquesta. Nadie es capaz de manejar un montón de músicos con resaca como él.
Pedro se dirigió a una rubia con un vestido rojo de noche que mostraba sus luminosos hombros desnudos.
-¡La protagonista! ¡Penélope! Has sido lo más grande, preciosa-. La rubia lo besó con su gran boca roja abierta.
Lentamente la sala se tranquilizó un poco con la gente enrojecida por la euforia. Entonces Pedro, el hombre atractivo, anunció:
-Y ahora quiero que conozcáis a mi Manipulador...
Un sobrecogedor silencio se produjo cuando Pedro dejó de moverse y respirar.
El smoking se abrió por la parte de atrás y del interior salió un hombrecillo. Tenía el rostro sudoroso bajo una mata de hirsuto pelo negro. Pedro quedó inmovil e inerte en medio de la sala.
El hombrecillo era diminuto, casi un enano, iba vestido con una camiseta muy sudada y llevaba pantalones cortos. Algunos lo saludaron cortesmente:
-Hola, Max... buenas noches.
La gente que había en la parte más alejada de la multitud comenzó a darse la vuelta. El hombrecillo se acercó a la barra:
-¡Uf, qué calor hace ahí dentro! Me tomaría una cerveza...
Ahora había mucha gente sentada y algunos se dirigían hacia la puerta. El hombrecillo saludó a Penélope:
-¡Hola, preciosa!
Pero la rubia simuló no haberlo oído y pidió un Stinguer en la barra. El hombrecillo dejó el centro de la sala y se sentó. El director de orquesta y un músico eran los únicos sentados junto a él.
-Bueno, otro espectáculo más -suspiró el hombrecillo apurando la cerveza-. Creo, chicos, que deberíamos pensar en algo para la televisión o...
De pronto el director de orquesta inclinándose hacia delante para ponerle una mano sobre el hombro dijo con seriedad:
-Oye,Max...¿Porqué no vuelves a meterte dentro?
El hombrecillo bajó la cabeza y tragó saliva mientras se ponía en pie y dijo:
-Bueno... -acercó una silla al hombre atractivo y abrió cuidadosamente la espalda del smoking-. Sólo quería tomar el aire un rato.
Se oyó un chasquido. Pedro, el hombre atractivo, miró a su alrededor y empezó a sonreir.
-¡Eh, vosotros! ¿Qué pasa con esa fiesta? ¡Qué se oiga la música!
Los rostros se estaban iluminando a su alrededor. El director y el músico se dirigieron hacia la orquesta.
-No tengo nada en contra de Max -dijo el director-. Quiero decir que parece buena persona...
-Sí -respondió el músico-, entiendo que quieres decir.
-Pero lo peor de todo... es esa camiseta sudada.
La fiesta se prolongó hasta altas horas de la noche. Fuera seguía lloviendo.
Muy buena historia, da que pensar mucho, parece que la verdadera personalidad de Pedro no gusta, vaya, un mundo de apariencias, no hace mucho leía a alguien decir que la gente bonita es más fácil de caer en gracia al resto y eso me dejó pensando en la superficialidad que nos circunda, increíble pero cierto. Un gran relato, muy creativo. Un abrazo.
ResponderEliminarMario.
Me ha encantado la ilustración y el relato surrealista, tienes mucha imaginación :)
ResponderEliminarBesos
Te dejo un fragmento de "Mind Invaders":
ResponderEliminarImagina que durante una tarde bochornosa de verano un extraño personaje cruza la puerta de tu agencia i te dice, sin atender a formalidades: "¡Descubra quién mueve los hilos!", "¿Qué hilos?" es la respuesta natural, perpleja.
Es que dentro haría mucho calor. Por eso la camiseta sudada. Voy a leer tu anterior entrada, que me interesa. Un saludo.
ResponderEliminarMe ha venido un flash oscuro a la cabeza, sobre una dramatización teatral de aquellas que hacían cuando la tele se veía en blanco y negro. Era sobre un ventrílocuo y su minihermano cabrón y asesino. Era pequeña, pasé meses sin poder dormir y desde entonces cualquier historia en la que atisbe un ser enano y si encima es como el tuyo, que vive dentro de otro y entra por la espalda, me da escalofríos. Me ha encantado, yo le daría carrete y seguiría....seguro que Max debe estar amargado ahí dentro y tanta mala leche sólo puede conducir a hacer maldades.....(sorry, se me va la olla, es domingo...).
ResponderEliminarKisses.
¿Pedro Almodovar y Penelope Cruz?
ResponderEliminarHola, Mario. Es muy cierto eso que dices de la gente bonita, también dicen que los enfermos con aspecto agradable son mejor atendidos en los hospitales. El atractivo Pedro tiene en su interior un feucho Max. Gracias, me alegra que te gustase el relato. Abrazos. Borgo.
ResponderEliminarHola, Isabel. Muchas gracias por lo que dices. Ahora estoy preparando una versión de este relato en cómic que ya pondré en el blog. Besos. Borgo.
ResponderEliminarHola, Lluís. Muy bueno ese fragmento. ¿Es el "Min Invaders" de Dave Hunt? He oído hablar de ese libro y seguro que lo compraré pronto. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarHola, David. Claro, todo el día dentro de un tío con smoking ha de ser peor que una sauna finlandesa. Espero te guste la otra entrada. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarHola, Sincopada. La verdad es que los muñecos de ventrílocuo me dan aún más mal rollo que los payasos y es que son horribles con ganas. Pobre Max, el convenio no le permite ni tomarse una cerveza tranquilito. Ah, tranquila que hablas con todo un experto en írsele la olla, en domingo y en jueves. Kisses. Borgo.
ResponderEliminarJe, je. Sí, Lorenzo, siempre tengo problemas para elegir los nombres de mis personajes y me pareció que Pedro (¡Pedrooo!!!) y Penélope quedaban muy cinematográficos. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarMe consta...
ResponderEliminarConstado queda, Sincopada. Muy buenas noches. Borgo.
ResponderEliminarEste relato descarta aquello de que la belleza está en el interior.
ResponderEliminarMuy interesante, mucho. Me ha pasado lo que a Lorenzo y claro, me ha costado pensar en una Penélope rubia y un Pedro atractivo, jeje.
ResponderEliminarBienvenido como siempre, Cahiers. Sí que es verdad que dicen que es en el interior donde está la belleza, claro que ese interior puede ocultar otras cosas. He leído un curioso artículo que dice que en las leyendas alemanas el hombre lobo es bestia por dentro y que con la luna llena se vuelve "reversible". Curioso. Borgo.
ResponderEliminarQué malote eres, nastnoC. Ahora me ha dado por recordar aquella canción: "Cuando yo soñaba un mundo al revés..." con una Penélope rubia y un Pedro atractivo, je. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarme acuerdo de un capitolo de la dimensión desconocida que el ventriluco tenia un muñeco pero este tenia vida propia y movia al ventrílucuo
ResponderEliminarHola, Aris, la verdad es que me apetecía un relato estilo Dimensión Desconocida. Por cierto que ese capítulo que cuentas me ha recordado aquel chiste de la rana ventrílocuo que además tocaba el piano. Saludos.
ResponderEliminarUn gran relato, Borgo, me ha encantado la idea, como lo resuelves...¡y el título! Una curiosidad, me ha parecido interesante que "el que mueve los hilos" sea más "pequeño" (no me refiero a tamaño),con una personalidad menos brillante que el propio Pedro: lo más sencillo hubiese sido que uno aportase la personalidad y el otro el físico :-). Bs,
ResponderEliminarSiena
Muchas gracias, Siena y me encanta verte por aquí de nuevo. Sí, aquí el "Manipulador" es más pequeño, de hecho invisible. He tenido presente un relato de Phillip K. Dick "Los Binarios" en que cada uno eran en realidad dos personalidades que se complementaban. Besos. Borgo.
ResponderEliminarYo es que siempre fui más del enano con levita que del gran Mago de Oz... La grandilocuencia es sintomatología de pequeñeces...
ResponderEliminarHola, Chus. Francamente mi personaje preferido del Mago de Oz era el Hombre de Hojalata, aunque también es verdad eso de la grandilocuencia, hay mucha pequeñez en ella. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarVaya, vaya... no sé si estoy queriendo leer entre líneas sobre tu historia, amigo Miquel pero creo que este relato sobre "el manipulador" está de rabiosa actualidad. Cuando tengas tiempo, ya lo comentaremos. Me ha gustado mucho y te felicito, tanto si lleva la intención que yo imagino como si no. De todfas formas, ya sabes lo variopintas que son las interpretaciones de los lectores. un abrazo!
ResponderEliminarGracias, Marcos. Eso está bien, que cada uno saque sus conclusiones. Me temo que lo de manipular sí que ha estado siempre de actualidad. Un abrazo. Borgo.
ResponderEliminar¡Muy bueno!. Cuanto hay de verdad en este relato. Lo primero que entra por los ojos es el físico, y si va acompañado de una personalidad atrayente tanto mejor. Pero...¿cuántas personas habrán, que no se les de siquiera la mínima oportunidad, por tener un físico poco agraciado? ¡Qué injusto es todo! Me ha gustado mucho tu relato. Como siempre derroche de originalidad . Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, SqSmaravillosa, tu opinión la tengo muy en cuenta. Había pensado en situar el relato en una empresa pero he creído que en el mundo del espectáculo se da mucha más importancia a la imagen y también hay manipuladores. Abrazos. Borgo.
ResponderEliminarBrilante. Podemos ser grandes por fuera y pequeños por dentro... o al revés. Una dualidad que podemos trasladar a cualquier ámbito.
ResponderEliminarLas apariencias nos llevan a engaños, y si es algo natural decantarnos antes por lo que nos resulte mas atractivo... aunque no sea lo correcto
La imagen y el atractivo, es lo primero que sé ve, pero tu crees de verdad, que la gente agraciada
ResponderEliminares mejor tratada en los hospitales.
Muy buena historia. Un abrazo
Exacto, Alimaña, lo de fuera nos deslumbra pero el interior nos puede reservar muchas sorpresas, como que de improviso te salga el pequeño Max. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarHola, Susan Lenox. Me alegra que te haya gustado el relato. Lo de los hospitales lo oí decir en un reportaje que precisamente trataba sobre las apariencias, naturalmente es muy injusto pero es un ejemplo de como nos dejamos influir por lo externo cuando en el interior está lo más importante. Abrazos. Borgo.
ResponderEliminarBorgo, GENIAL. Besos.
ResponderEliminarGracias, Clementine y bienvenida como siempre. Besos. Borgo.
ResponderEliminarA mi también me dan miedito los ventrílocuos y peor aún los muñecos que son manejados!! ahhhh!! y los payasos, claro esta, mal rollito ambos.
ResponderEliminarMuy buen relato, debes continuarlo porque tiene mucha miga este max. Muy interesante Miguel, mi enhorabuena.
Besos
El mío también es el bueno del hombre de hojalata, Zueras. Un descorazonado con el corazón roto, lo tenía todo para ganar...
ResponderEliminarHola, Lala. El mal rato que pasé una vez que dormí en la habitación de un ventrilocuo aficionado. Tuve que meter el muñeco de marras dentro de un armario.
ResponderEliminarPues no había pensado hacer una "secuela" con Max, ya me lo pensaré a ver si se me ocurre algo. Besos. Borgo.
¿Qué tal, Chus? El Hombre de Hojalata que buscaba su corasssón... además lo interpretaba Jack Haley cuyo hijo -casualidades de la vida- estuvo casado con Liza Minelli,la hija de Judy Garland (Dorothy) Saludos. Borgo.
ResponderEliminarHem de saber mirar més enllà, per no caure en la manipulació.
ResponderEliminarAixò, Montse, encara que malauradament els manipuladors són cada vegada més llestos. Salut. Borgo.
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