viernes, 15 de octubre de 2010
FUNDIDO EN NEGRO
El rayo de luz matutina que traspasa las cortinas recalienta los cerrados párpados de Eustaquio Épsilon despertándole de un confuso sueño con aviones que bombardean la ciudad con bombonas de butano.
Al incorporarse, luchadores de sumo se embisten en el interior de su cabeza. Su estómago comprimido envía acidez a su garganta. La típica resaca de fin de semana. No reconoce la habitación. Está claro que es un hotel, sencillo pero agradable, con madera reluciente y tabiques con paneles color aguacate. Ya había pasado antes por esta experiencia.
Pero cuando Eustaquio mira hacia el otro lado de la cama no puede creer lo que ve: una chica preciosa, muy joven, durmiendo con expresión satisfecha y dejando escapar aire con suaves bocanadas. La sábana le tapa la mitad inferior del cuerpo dejando a la vista una espalda firme y bronceada. Eustaquio acerca la nariz a la cascada de rizos castaños y percibe olor a champú con aroma de melocotón.
Pero la habitación también alberga ese olor de marea baja propio de la actividad sexual. En el suelo Eustaquio distingue unas braguitas blancas con el dibujo de Hello Kitty y también un condón color fucsia evidentemente usado.
Confuso y tambaleante Eustaquio se dirige al lavabo. Cuando enciende la luz hace un guiño con tanta fuerza que se le arruga la mitad de la cara. Frente al espejo inclina la cabeza en ángulo oblicuo para examinarse: ojos vidriosos, nariz que parece una masa esponjosa y prominente barriga que asoma por encima de la pica. Se sienta en la taza del inodoro. “¿Cómo puedo haberme llevado a la cama a una belleza que no aparenta más de dieciocho?” –piensa- “Y más me vale que tenga dieciocho años…” Intenta recordar algo de la noche anterior pero sólo acuden ráfagas intermitentes como una escena rodada por David Lynch. Había ido al bar Belladona como todos los viernes, eso seguro, ¿pero qué más?
Eustaquio Épsilon no sabe –y de haberlo sabido ya lo habría olvidado- que la chica que ahora duerme plácidamente en la habitación del hotel irrumpió la pasada noche del viernes en el Belladona y se confirmaron sus sospechas al descubrir en la zona más oscura del bar a su novio magreando apasionadamente a una compañera de la facultad. “¡Ahora vas a ver –le grito furiosa- como me voy a la cama con el primer tío que se me ponga a tiro!” Giró sobre sus talones y chocó de bruces con Eustaquio que le volcó en la camiseta la mitad del vaso de Jack Daniels con cola que sostenía en la mano.
-Ooops… lo siento -.Balbuceó Eustaquio.
Fin del flashback.
Fundido en negro.
muy bueno el relato...
ResponderEliminarme gustó especialmente la descripcion de la resaca...impecable.
Eso es estar en el sitio apropiado en el momento justo.
ResponderEliminarGracias, Fanny. La verdad es que lo de la resaca ha sido bastante de mi propia cosecha... sobre todo los luchadores de sumo de la cabeza. Borgo.
ResponderEliminarSí, Cahiers, la verdad es que había pensado en titularlo "En el sitio y el momento justo" pero me pareció demasiado largo. Siempre es bueno estar en ese lugar. Borgo.
ResponderEliminarLo peor de todo es no acordarse del intermedio entre la copa derramada y el despertar postborrachera: el pobre ha olvidado lo mejor.
ResponderEliminarMuy bueno el relato.
Saludos.
A mi también me ha gustado mucho, al igual que a Fanny Riffel, la descripción de la resaca, así como el final de la historia.
ResponderEliminarPor cierto, la anterior entrada, la de la invasión de los champiñones asesinos, me ha parecido fantabulosa.
Gracias, Licantropunk. No se preocupe, estoy seguro de que cuando la chica se despierte se lo contará todo a Eustaquio con pelos y señales y pasarán del fundido en negro al making off. Borgo.
ResponderEliminarGracias,Sr. Nocivo. La resaca del pasado sabado me vino bien para inspirarme. Es curioso lo de los champiñones, la idea me vino enseguida al ver en un ejemplar de La Vanguardis de 1970 un anuncio para la cría de champiñones. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarMuy bueno lo del making off, je, je.
ResponderEliminarSaludos.
Hola, Chocolat. Sin duda Épsilon ha tenido una suerte de las que no se olvidan. No sabía que nombre ponerle y me acordé del épsilon de las horribles clases de mates. Borgo.
ResponderEliminarMiquel,Licantropunk,al contrario!
ResponderEliminaryo creo que la pobre chica cuando se despierte,ademas de recordar la traicion del novio,va a recordar lo que hizo para vengarse y va a rogar por un "fundido en negro"para ella...
Pues también podría ser, Fanny. Depende un poco de la chica y su concepto de la venganza, que es un plato que se come frío... aunque según como fuera todo igual ella reclama su fundido en negro. Borgo.
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