Cuando me encargaron esta portada para
El hombre invisible lo tenía muy claro: nada del típico personaje con sombrero y gafas oscuras… pero ahí está. Con La
Metamorfosis me dije: “nada de poner un escarabajo que eso lo hacen todos” pero nada, al final he puesto el bichito. Me temo que no estoy muy inspirado o será que tengo las neuronas aún recalentadas por el verano.
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