domingo, 31 de mayo de 2009

LEYENDAS URBANAS


En una vieja librería me encuentro con un curioso volumen: Leyendas del Camino de >Santiago editado en 1906. Su autor, Amador Villegas, cuenta que hace muchos años llegó a la costa norte de Galicia, cerca de Foz, un barco de piratas normandos. Una chiquilla, intentando escapar de los piratas que la perseguían, resbaló en unos peñascos precipitándose al mar. Villegas asegura que algunos conductores de carros de bueyes, al pasar de noche por los alrededores, se han encontrado a una chiquilla que les suplica la lleven a una aldea cercana. Por el camino han de bordear un precipicio, momento en que la pequeña susurra: “cuidado, aquí las piedras son muy resbaladizas”. Llegan a la aldea y entonces el conductor descubre horrorizado que la chiquilla se ha esfumado como por arte de magia.
¿A qué suena esto? Pues a aquella leyenda urbana de la autoestopista que desde el asiento trasero del coche advierte: “cuidado con esa curva” y luego se esfuma sin dejar rastro. Son leyendas que van y vienen. En los años 70 se habló –y mucho- de caimanes albinos que rondaban por las cloacas de Nueva York. Luego tomó el relevo aquel coche envuelto por una repentina niebla; cuando se disipaba, los atónitos ocupantes del vehículo se hallaban a miles de kilómetros sin explicación aparente.
Pero un mito urbano que resiste muy bien el paso del tiempo es el del incauto que después de tomar unas copas con una atractiva mujer se despierta en un callejón –los más afortunados- o en un vertedero con un órgano menos. Iker Jiménez, en su espacio El cuarto milenio, uno de los programas más bizarros de la televisión actual, entrevistó a una supuesta víctima que echa de menos un riñón tras un encuentro con una centroeuropea en un bar de Tenerife. Esto me dio una idea para esta tira:

2 comentarios:

  1. Ja,ja,ja qué bueno.
    A mi si me gustaban algunos programas de cuarto milenio, sobre todo hay dos que aún tengo en la cabeza, uno de Chernobil y otro de un niño de Inglaterra que recuerda otra vida pasada y coinciden muchas cosas, me dio miedo, jeje.

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  2. Sin duda el programa de Iker es el más sicotrónico de la tele actual. A mí me gusta... a dosis controladas. Besos. Borgo.

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