lunes, 23 de noviembre de 2015

PELÍCULAS CON AGUIJÓN

 ¿Son de los que se levantan de la butaca como si tuvieran un resorte en el culete cuando aparecen en pantalla los créditos finales? Pues mal hecho;  es posible que se hayan perdido los poscréditos, también llamados Stinger, Stinger eggs o Credit cookies y Aguijón, al otro lado del charco. Algo así como los bises cinematográficos. 
 Un regalo cada vez menos inesperado pues ya es una marca de fábrica en las películas  de Marvel – aquí es obligatorio quedarse esperando al final de los créditos- donde a veces se usan como añadido humorístico o para presentar secuelas y nuevos personajes.
El primer caso conocido de Stinger aparece en los créditos finales de Desde Rusia con amor (1963) anunciando el regreso de James Bond en Goldfinger.

Los poscréditos vuelven a aparecer en Los teleñecos van a Hollywood (The Muppet Movie, 1979) después de los títulos finales, cuando ya se han ido hasta los entrañables viejecitos del placo,  el peludo muppet Animal grita a la audiencia: Go Home!!! 

Uno de los poscréditos más conocidos: El secreto de la pirámide (Young Sherlock Holmes, 1985) en los últimos segundos descubrimos que el profesor de esgrima de Holmes es su archienemigo James Moriarty. Cuando emitieron la película por Tele-5 cortaron esta importante escena para dar paso a publicidad. Normal…

También los Stinger se usan para gastar bromas al público, en Los guardianes de la galaxia, (2014) la escena que nos espera al final de los créditos muestra a Cosmo Dog lamiendo la cara del Coleccionista, entonces oímos una voz gangosa que dice: “¿Porque dejas que te lama la cara?” Es  el Pato Howard, sin duda el más extravagante de los personajes de la Marvel. Muchos llegaron a creer que preparaban una secuela de Howard the Duck (1986)

En algunos casos estos poscréditos añaden información, como en Resacón en Las Vegas (2009) cuando examinan las fotos que son las pruebas de la alocada noche que sufrieron y gozaron los protagonistas. En esta serie las tres comedias acaban con escenas que llenan el hueco que falta en la película.

Y aquí se lucieron: Super 8 (2011) sus famosos poscréditos con la película entera que a duras penas rodaron los muchachos cineastas. Tiene hasta título: The Case.

Y a otra cosa: aquí estoy en el corto Laia del director mexicano Guti Spel en el que hago un papelito de policía. Rodaron mis escenas la semana pasada y espero que pronto lo pueda colgar en el blog. No, aquí no hay Stinger eggs ni nada de eso.

 Para los que vivan por Tarragona y aledaños (esta palabra me hace mucha gracia) El sábado 28 participo en las Jornadas Eróticas (Bar La cantonada C/ Fortuny, 23.) donde leeré dos relatos en castellano que ya publiqué en el blog: Tres espectadores y Niebla afrodisíaca acompañado de la voz de la locutora Vanessa Martí.




jueves, 12 de noviembre de 2015

LA ÚLTIMA VIÑETA DE YOSHIRO TEMPURA (Relato con receta)

Zinc acaba de divorciarse. Su ex mujer se ha quedado con el piso y un gato y tiene que esperar unas semanas para mudarse a un piso que necesita  unas urgentes reparaciones. El abatido Zinc decide alojarse en un Hostel por lo barato de sus precios y porque supone que estar rodeado de alegres  jóvenes –todos estudiantes a los que dobla la edad- aliviará su estado de ánimo.
Le gusta la luminosidad de su habitación. Muebles de madera reluciente, paneles color aguacate  y una gran ventana. A lo lejos, como un signo de admiración en el horizonte de edificios, se alza la chimenea de una fábrica.
 Una luminosa tarde regresa a su habitación y se encuentra a un joven japonés de pie en el salón sosteniendo una botella.
-Vaya, vaya, vaya –dice en inglés marcando una escala descendente con su voz aflautada. Su rostro tiene algo especial, una expresión de tristeza risueña que sugiere un payaso sin maquillaje-. Me he equivocado.  El recepcionista ya me dijo que algunas llaves abren distintas habitaciones.
-Sí, a mí también me lo advirtió – recuerda Zinc. Fija su mirada en la botella, de panza redonda y cuello muy largo, lleva una jarrita de porcelana sujeta con un cordel.
-Es sake –dice el japonés anticipándose a la pregunta que iba a hacer Zinc-. Hoy es mi cumpleaños y la verdad es que no sé de nadie con quien compartirla –mira hacia Zinc y sus gafas hacen un destello que parece un guiño.
-¡Ah, pues felicidades y tomemos unos tragos! Me vendrá bien algo de compañía –Zinc extiende su mano y se presenta. El chico lo hace a la manera japonesa, con el apellido delante -: Tempura, Yoshiro. Llámame Yosho.
Zinc nunca antes había tomado sake y Yosho le muestra cómo ha de prepararlo. En la cocina calienta un cazo con agua y justo cuando empieza a borbotear apaga el fuego e introduce la jarrita con sake. “Es mejor caliente”, dice Yosho.
 Se sientan en una mesita redonda. Una buena idea de los Hostels, en una mesa de ese tipo se siente uno menos solo que en las cuadradas.
Yosho no responde al estereotipo japonés, es animado y conversador. Dice a Zinc que es dibujante de cómics y que ha venido a Barcelona para el Salón del Manga. “¿Te gusta el manga?”, pregunta. Zinc cabecea:
-Soy de otra época, más de Mortadelo y Filemón, Anacleto –Yosho entrecierra sus almendrados ojos dando a entender que no le suenan esos nombres-… ¿Astérix? ¿Tintín? – Ahora Yosho asiente y sirve más sake.
Sorben posos de sake con aire. Ya han vaciado los vasos y Zinc se dirige a la cocina para calentar más agua.
Cuando Zinc regresa la ventana comienza a virar al azul, la brisa agita las cortinas y el japonés ha desaparecido. En su lugar hay un álbum de cómic.
Un año después, Zinc tiene nueva pareja y otro gato y así se lo explicó (a su pareja, no al gato, se entiende):
“Fue como si una presencia invisible tomara mi mano y con la celeridad y la magia propia de los sueños fui girando las páginas hasta que llegué a la primera.  La primera página para un cómic occidental pero la última de un manga, lo que entonces yo desconocía,  también que se leen de derecha a izquierda. Lo que vi al abrir el libro me dejó helado:

Yo, dibujado al estilo manga, sentado frente a Yosho en la mesita tomando sake -¡vaya narizota me había puesto!- hasta aparecía la misma copia de un  cuadro de K. Abbott que estaba colgado en aquella habitación. A la izquierda, en la siguiente y última viñeta, sólo había un texto en japonés, sin dibujo.
 Pregunté al recepcionista si había algún estudiante japonés alojado. Claro que los había, siempre los hay en los Hostels. Llamé a la puerta que me indicó y me abrió una chica rellenita con largo pelo negro sujeto con una horquilla de marfil. Le rogué que me tradujera al inglés lo que ponía en la última viñeta. Su mirada se iluminó al ver el nombre de la portada: “Ah, Tempura! It´s Great!”. Tradujo:
“Esta es la última viñeta del famoso dibujante de manga y anime Tempura Yoshiro que murió repentinamente en Barcelona el 27 de octubre de 1997; el día de su cumpleaños.
IN MEMORIAM.”


Bueno, este ha sido mi cuentecillo atrasado de Halloween, pero siempre viene bien una historia de aparecidos y fantasmas. Ahora, la receta:
SALMÓN CON SALSA TERIYAKI

Preparar primero la salsa teriyaki. En un bol poner una cucharada de sake o vino blanco, 1 vaso de agua, ½ vaso de salsa de soja, 2 cucharadas de azúcar y un pellizco de ajo en polvo. Remover todo bien para emulsionar el azúcar.
Vertir esta salsa en una sartén –mejor si es de las viejas- al fuego. Añadir el salmón cortado a dados y dejar que la salsa se vaya reduciendo. El azúcar mezclado con la soja y el sake formarán un caramelo, es el momento de retirarlo del fuego pues la salsa puede quedar amarga si se calienta demasiado. El salmón ha de quedar tierno por dentro y caramelizado por fuera. 
Se sirve con arroz blanco y cebolla tierna o bien con guisantes cocidos.
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