jueves, 27 de agosto de 2015

¿PORQUÉ LOS BARES CHUNGOS SON LOS ÚNICOS QUE NO CIERRAN EN AGOSTO? (Relato)

Malta Lúpulo tiene mucha sed y ninguna cerveza en la nevera, así que sale al aire sofocante de ciudad, lleno de olores desagradables y música tribal.
Su local favorito –el Bar Bitúrico- cierra en agosto, y el único que encuentra abierto por los alrededores es uno que hasta ahora había evitado por su nombre de payaso de un circo cutre: Bar Kokó. El nombre de los bares es importante para Lúpulo. Entra en el bar desierto. El dueño, apoyado sobre el mostrador con un brazo formando una L, tiene el aspecto enfermizo de alguien que acaba de viajar 100.000 años luz por el espacio en clase turista.
 -Hola. Una cerveza, por favor – dice Lúpulo. Despacio, muy despacio, el dueño alza la cabeza y emite un gruñido poco alentador.
“Qué sed”, piensa Lúpulo sentándose en un taburete frente a la barra sintiendo el cosquilleo de las cansadas piernas.
 El dueño coge una jarra, le pasa un trapito con parsimonia y la coloca bajo el surtidor, pero al bajar el pedal se oye un quejumbroso sonido.
 -Se ha terminado el barril. Voy a buscar otro al almacén.
 -Da igual –se apresura Lúpulo-, tomaré una mediana.
 -No están frías, la nevera no funciona bien.
El dueño desaparece por una puerta. La sed sume a Lúpulo en un estado de ánimo apagado y somnoliento. El dueño tarda. Lúpulo pasea la mirada por el local, por cada ladrillo, cada trozo de pintura descascarillada, los apliques de hierro, la barra pegajosa de cerveza en la que apoya los codos. Al fin reaparece el dueño resoplando con un barril de 20 litros. Agarra el manguito del surtidor y lo ajusta a la válvula del barril. Echa unas tiradas de espuma en un gran vaso hasta que empieza a salir cerveza. En ese momento entra en el bar una estampida de rubicundos turistas gritando algo parecido a Sangría, Please!!! Arrasan con las sillas, se suben a las mesas, se zarandean, se pegan entre ellos y de pronto se van dejando a uno muerto; se ha desnucado al caer de la mesa.
El dueño del bar, que ha contemplado toda la escena con la mano apoyada en el tirador, deja escapar un suspiro, empuña una escoba y barre el cadáver hacia la calle. Luego se queda pensativo como intentando recordar qué se proponía hacer.
 -La cerveza –…  susurra Lúpulo.
 El dueño vuelve a ponerse tras la barra. Llena con eficacia una jarra, la deja sobre un charco de cerveza,  y como en una película a cámara lenta la jarra se vuelca sobre el fregadero.
“Esto ya es demasiado”, piensa Lúpulo. “Tendría que irme o decir algo pero cuando topo con la mirada amorfa del dueño me quedo mudo, a saber porque.”
¡Por fin! El dueño le sirve su cerveza. Lúpulo se la bebe en dos tragos. Cuando deposita la jarra sobre la madera un espasmo de aire turbio le cosquillea la garganta. Deja suspendida la mirada sobre una bandeja de salchichas, cilindros cartilaginosos que nadan en un mar caliente y triste. Le viene una arcada y el dueño le dice:
 -Son tres con cincuenta –y Lúpulo estalla.
 - ¡Para cobrar sí que te das prisa, cabr… Broaajjsss…!!!
Lúpulo no termina su frase. Vomita ruidosamente sobre la camisa del dueño del Bar Kokó.

¡ESTA PELÍCULA ES LA CAÑA!

 Lo que hacemos en las sombras (2014) es una comedia de culto neozelandesa. Un falso documental sobre unos vampiros que comparten piso. Tienen que enfrentarse a problemas cotidianos como las tareas domésticas y no poder entrar en algunos locales nocturnos por no estar en la lista ya que los vampiros sólo pueden acceder a sitios donde han sido invitados. Divertidísima, pero en nuestro país ha tenido muy mala distribución. No se la pierdan este próximo mes en que estará disponible en DVD.




martes, 18 de agosto de 2015

ODORAMA: PELÍCULAS QUE HUELEN

Yo fui uno de los espectadores de la primera –y única- película que se proyectó en España con el sistema Odorama. Te entregaban una tarjeta que liberaba olores al rascarla con un punzón. Eso fue en el verano de 1983, en el ya desaparecido Cine Fantasio de Barcelona. La película  presentada era Polyester (1981) de John Waters.
 Anteriormente sólo se había rodado un largometraje con esta técnica: Scent of Mystery (Aroma de misterio, 1960), primer film donde el olor sirve para descubrir al público partes de la trama, por ejemplo un personaje es fácilmente identificable por el olor de una pipa de tabaco.
Un novelista de misterio, interpretado por Denholm Elliott, descubre un plan para asesinar a una heredera estadounidense interpretada por Elizabeth Taylor durante sus vacaciones en España (la película fue rodada en Málaga). Elliot pide ayuda a un taxista  interpretado por Peter Lorre, con el fin de frustrar el crimen.
Algunas escenas fueron diseñadas para resaltar las capacidades del Smell-O-Vision como se llamó en Estados Unidos. Por ejemplo, unos barriles de vino caían de un vagón y al romperse el aroma de uva se esparcía por la sala mediante unos ventiladores.
 Sin embargo el sistema fracasó, pues además de problemas de sincronización algunos olores no se percibían lo suficiente y los espectadores hacían tanto ruido al aspirar que impedían seguir adecuadamente la trama. Aroma de misterio se reestrenó sin olores y con el título Holidays in Spain. Lo curioso es que entonces se ganó el status de película de culto, de una desconcertante atmosfera casi surrealista, ya que no había ninguna razón para que, por ejemplo, una barra de pan al ser sacada del horno se acerque hacia la cámara en un tiempo desmesuradamente largo.

Volvamos al estreno barcelonés de Polyester. Los protagonistas son Divine, en el papel de una obesa y sufridora ama de casa y Tab Hunter, el galán más prometedor de los años 50 cuya carrera se truncó al hacerse notoria su homosexualidad. En la taquilla del Fantasio (donde por cierto se estrenó la primera película sonora en Barcelona, la primera en cinemascope y la primera en 3-D) te entregaban una tarjeta con puntos numerados, cuando un número parpadeaba  en la pantalla teníamos que perforar el correspondiente con un punzón de plástico y olfatear.
 Guardé la tarjeta bastantes años y estos eran los olores: 1. Rosas, 2. Pedos (no olvidemos que era una película de John Waters), 3. Pegamento, 4. Pizza, 5. Gasolina, 6.Quemado, 7. Gas , 8. Tapicería de coche, 9. Cuero y 10. Ambientador.
Los espectadores salieron bastante decepcionados. Recuerdo que el aroma mejor conseguido era el de gasolina, en la escena en que Divine escupe el combustible de un vaso que había confundido con  whisky.

Pero el Odorama vuelve, Robert Rodriguez  anuncia el estreno de Spy Kids-5 en Aroma-Scope, un nuevo sistema digitalizado que se encargará de que los espectadores perciban olores en determinados momentos de la película.
JUSTO DESPUÉS DE LA GUERRA DE LOS OBJETOS
Relato inspirado en la rebelión de objetos que tengo en casa. En una semana me han dejado de funcionar la impresora, la lavadora y la nevera.
Será mejor que vaya al grano: soy el profesor Sibelius y he estado investigando los misteriosos fenómenos que han desembocado en una conjura de los objetos que nos rodean. Al principio la cosa no parecía grave, los zapatos se desabrochaban solos provocando caídas y cosas así, pero pronto los coches se negaban a funcionar y los grifos, tapas y envases a cerrar, dejando escapar toda clase de fluidos. Los tambores de las lavadoras se convirtieron en cepos que te atrapaban al introducir la mano para recoger las prendas. Las colas industriales dejaron de pegar provocando que los muebles se desplomaran con estrépito,  luego se sumaron las vigas y los andamios volviéndose fláccidos con el inevitable hundimiento de casas y edificios.
Desolación. Los aeropuertos desiertos, las estaciones vacías y las carreteras repletas de vehículos inmóviles por doquier.
 En medio de tal hecatombe, cuando todos los ordenadores y hasta lápices de todo el país (y quién sabe si del extranjero) han quedado inútiles  y sin posibilidad de transmitir oralmente mi informe pues no funciona ningún canal de comunicación, me trasladé a un refugio de montaña con mi fiel y robusta portátil Olivetti (No sé el motivo pero las máquinas de escribir funcionan) y mi no menos fiel secretaria Purines, de hermosas piernas y buena presencia; si no fuese por el labio leporino sería clavadita a Monica Bellucci.
Pero mejor me dejó de frivolidades. Escribo: la solución para esta inaudita rebelión de los objetos cotidianos consiste en una inversión en el campKKK…  Mierda. Noto que algunas teclas de mi Olivetti se endurecen como piedras mientras otras se tuercen o se doblan mansamente sobre el armazón. El timbre suena como enloquecido y no puedo controlar el tabulador.
¡Malditas teclas! W13kgluu No tendré tiempo ni de qq%6mzz ¡!! @hxññ&oooo Por lo menos aún me queda la secretarwzy€º  yyutubb??! rKjeee^^^^

viernes, 7 de agosto de 2015

UNO PICA, OTRO CAVA (RELATO)

El atento oído del profesor Dinamo –especialista en lenguas eslavas ya jubilado- capta ruido de tallos y hojas cortadas, un golpe seco de pico golpeando la tierra y voces. Dinamo reconoce el idioma. “Es polaco, sin duda”. Por la ventana ve a dos hombres excavando frente a su casa. Uno pica, el otro cava. Sale al jardín y les saluda.
 -Czesc! (Hola) –Los dos hombres agitan los hombros como despertándose de un sueño,  se les ve contentos al oír su lengua en tierra extraña. Dinamo prosigue en polaco -: ¿Están haciendo una piscina? ¿Un parterre?
Los cavadores sonríen, parecen buscar una respuesta. “Ya verá, es una sorpresa”, dice uno apartando un grueso terrón erizado de raíces. Le guiña un ojo cómplice al profesor y éste piensa: “Son simpáticos”.
Dinamo entra en casa. Es un día de calor feroz, el sol parece golpear la tierra levantando ondas de líneas negras. Dinamo compadece a los sudorosos cavadores. Abre la nevera y comprueba que hay botellines de cerveza.
 Una hora después el profesor supone que los polacos han terminado su trabajo. Han clavado sus azadas en vertical sobre el suelo y echan atrás sus brazos para desentumecerlos mientras contemplan el agujero. Dinamo asoma por la puerta y los invita a tomar unas cervezas. Los cavadores aceptan encantados, cuando entran el olor a sudor y tierra removida toma una presencia casi sólida.
Se presentan: “Roman,  Andrzej”. Charlan animadamente con los botellines en la mano. Andrzej saca una botella de vodka de una mochila, lo toman a la manera polaca, acompañado de zumo de manzana.  Roman se sitúa a la espalda del profesor y le toma las medidas con una cinta métrica. “Niech” (Vamos) dice Andrzej apurando un vaso de vodka.
Salen al jardín y se dirigen hacia la fosa. Andrzej mira con curiosidad al profesor.
 -¿De verdad no sabía usted que estaba muerto, señor?
Dinamo medita un momento y sonríe con suavidad.
 -A mi edad se le olvidan a uno las cosas -… responde con un poso de ironía y se acomoda en el foso.
Roman llena su pala y la balancea hacia atrás. Ésta se adelanta curvada como un péndulo. Cuando la tierra cae hace: ¡plaf!
 Roman y Andrzej terminan de dar sepultura al profesor. Lo despiden a la manera polaca: toman un trago de vodka a su salud, derraman un poco de licor sobre la tumba y rezan una breve plegaria.

Por este orden.
FIN.

Bueno, mis ensaimadas y yo ya hemos vuelto de Mallorca. Me encanta el mensaje positivo de las bolsas para el mareo de los aviones.
Es hora de ponerse las pilas pero el calor no afloja... un buen momento para revisar este vídeo: