lunes, 30 de julio de 2012

VOY ARMADO PERO NO SOY PELIGROSO

¡Y además los del atrezzo me han dado una porra!
Esta es la pinta que llevo en Casting, un corto que a finales de agosto rodará el equipo del estudio de doblaje Intermezzo. Tengo un papelito de segurata en una productora .
PELO PICO PATA
Paso a otro tema: en mi blog del 18 de junio dedicado a mis queridas Gatas madrileñas mencioné que publicaba tiras en la revista Pelopicopata y me hacía ilusión presentarlas aquí:

viernes, 27 de julio de 2012

EL DÍA EN QUE BUD SPENCER ME COMPRÓ UN HELADO


El empleado del chiringuito estaba charlando con unas bañistas. Calló de repente y señaló hacia el mar.
-¿Véis ese que está nadando? Es Bud Spencer.
Me giré y vi un corpulento barbudo que sin embargo nadaba con gran agilidad, luego supe que Bud había sido campeón italiano de natación.
El verano del 74 lo pasé con mis padres en Altafulla (Tarragona). Allí era frecuente ver en la playa a Bud Spencer acompañado de un grupo de amigos que le llamaban Carlucci (el nombre real de Bud es Carlo Pedersoli) El mamporrero actor pasaba allí los descansos de la película que estaba rodando en Barcelona –Y si no, nos enfadamos- con su inseparable Terence Hill.
Un día, saliendo del agua, me encuentro cara a cara con el orondo Bud. Llevaba una caña de pescar en una mano y un cubo de plástico en la otra. Me sonríe y dice: “Bambino, pon la mano aquí”. Pardillo como era entonces (y me temo que también ahora) introduzco la mano en el cubo sin mirar y lanzo un alarido de terror cuando un serpenteante amasijo de tentáculos y ventosas me agarran el brazo. Dentro del cubo había un pulpo vivo que no parecía tener prisa por soltarme.
Compadecido por mi cara de espanto Bud me llevó al chiringuito de la playa (después de librarme del pulpo, claro) y me compró un helado. Recuerdo que era de chocolate y por el altavoz del chiringuito atronaba una canción de Las Grecas. También me acuerdo del cabroncete de Bud cada vez que tengo
 delante un plato de pulpo a feira.
Bueno, ya he narrado mi encuentro con un personaje famoso. La próxima vez contaré cuando me quedé una hora atrapado en un ascensor con el feo de los Hermanos Calatrava.
Veamos un repaso a la interesante vida del polifacético Bud desde sus inicios como extra en Quo Vadis?  

lunes, 23 de julio de 2012

BESOS PARA TODAS (RELATO)


Qué demonios. Después de tres semanas paseando un catálogo de abrasivos en grano por deprimentes edificios industriales me merezco un respiro; no me resigno a pasar mi última noche en una habitación impersonal rellenando sudokus. En una guía de servicios escort encuentro un anuncio sugestivo: Novias de Dracula.com Hotel o domicilio. Solo noches. Y la frase que termina por convencerme: Sensaciones extremas e inolvidables.
Pido tres chicas, el mismo número de contratos importantes que he cerrado. Media hora después se presentan en el hotel. Son bellísimas, especialmente una morena que me recuerda a Mónica Bellucci. Es ella la que dice:
-¿Tarjeta o efectivo?
-Uuuh… tarjeta.
Se presentan: Mircalla, Wandesa y Darwula.
"Centroeuropeas" -pienso-. "He oído que hay muchas rumanas en este tipo de negocio".
-Un placer conoceros, preciosas ¿Queréis tomar algo?
 Cuando me dirijo al mueble bar la morena –Mircalla- me detiene poniendo una mano suave pero firme sobre mi hombro. Susurra:
-Es joven y fuerte. Hay besos para todas.
 Mircalla me abre la camisa sin antes desabrochar los botones. Se oye como un ruido de calderilla cayendo al suelo. Las manos de Wandesa y Darwula se deslizan por mi pecho. Me dejo envolver por una niebla vidriosa de brazos que serpentean y bocas rojas que mordisquean. Veo mi reflejo -sólo mi reflejo- en el espejo del salón braceando en un mar de paredes color mostaza. Es agradable. Incluso cuando sus sonrisas se convierten en muecas de convulsión hambrienta y sus ojos centellean con deleite.
Cuando despierto estoy tumbado en la cama. La cabeza me arde y siento la boca llena de bolas de algodón. Es casi mediodía. Cuando mis ojos se acostumbran a la penumbra veo algo escrito en el espejo con carmín rojo sangre. No se trata de un número de teléfono como en las películas sino de un mensaje: “Gracias por confiar en Novias de Dracula.com Besos”.
Intento levantarme pero las fuerzas me fallan y todo me da vueltas. Está claro que el mensaje no está escrito con carmín.
-Maldita publicidad –…suspiró y me vuelvo a desmayar.

BLOODY MARY
Recomiendo leer este relato con este cóctel tan refrescante, yo lo preparo así:
3/4 de zumo de tomate muy frío, 1/4 de vodka (aconsejo el Absolut) helado, 2 gotas de zumo de limón, 2 gotas de tabasco y una de salsa Perrins. Añadir sal y pimienta al gusto.
 

miércoles, 18 de julio de 2012

LA "BATALLA" DE LA ISLA DE PEREJIL


Hoy 19 de julio se cumplen diez años desde que las tropas españolas desalojaron a unos infantes de marina marroquíes que tuvieron la ocurrencia de tomar un islote deshabitado de 0.15 Km2 de superficie a 8 Km de Ceuta y a 200 metros de la costa norteafricana cuyo valor estratégico era nulo. Las fuerzas en litigio estaban claramente descompensadas:


ESPAÑA: 48 soldados, 4 helicópteros artillados Cougar, dos cazas F-18 y F-1. Buque de asalto “Castilla” y diversas fragatas de la Armada.


MARRUECOS: 12 infantes de marina.


BAJAS: un soldado español herido leve y doce prisioneros marroquíes.


Yo pasé muy cerca de la Isla de Perejil durante mi mili en Ceuta. Pidieron voluntarios para dejar unos blancos flotantes sobre el mar para prácticas de la artillería y yo me apuntaba a lo que fuera para escapar de la rutina. Nos llevó una barca de pesca contratada por el ejército. Los pescadores llamaban a la isla Punta Alemán pues durante la Segunda Guerra Mundial la Kriegmarine usaba una cueva del islote como almacén de combustible. De vez en cuando oíamos un sordo ¡Plouf! desde la costa marroquí unos chavales nos tiraban piedras con escasa puntería, afortunadamente.


Izqda a Dcha: el sargento Peña haciendo ver que entendía el mapa, el impetuoso soldado Sánchez, el cabo Cárdenas que se pasó el viaje echando la pota y yo diciendo cosas raras por la radio.


Pero volvamos al llamado Incidente de Perejil: el 11 de julio del 2002 doce infantes de la marina marroquí desembarcan en el islote y colocan la bandera de su país. Una hora después se presenta una lancha de la Guardia Civil que les dice que ya vale de hacer el oso y que se larguen por donde han venido pero los marinos les encañonan con sus Kalashnikov y gritan: “Allah-Al- Akbar! ¡Váyanse o disparamos!”. Los españoles deciden prudentemente retirarse e informar a su base.


Se desencadena un rifirrafe entre los ministerios de asuntos exteriores español y marroquí sin llegar a ningún acuerdo. La noche del 18 de julio el entonces presidente Aznar se reúne con el ministro Trillo. Al exponerle la situación Aznar salió un momento al balcón para reflexionar y a la vuelta dijo:


        Ya no se puede hacer nada más. Que Dios les ayude, que tengan mucha suerte y que vuelvan con el triunfo.


Empezaba la Operación Romeo Sierra. A las 6.17 (Hora H) del 19 de julio cuatro helicópteros sobrevuelan la isla. Mientras uno emite un mensaje por altavoz en árabe y francés invitando a los infantes marroquíes a rendirse los soldados españoles saltan a tierra desde las aeronaves. El fuerte viento hace zozobrar uno de los helicópteros justo cuando salta uno de los soldados lastimándose la rodilla al caer. Es el único herido del conflicto.


El comando apresa a los infantes de marina sin oponer resistencia pues todos estaban durmiendo, no había nadie de guardia. En diez minutos la posición está tomada. Un soldado sube a la parte más alta de la isla y clava una bandera española. La foto (arriba) fue tomada por un fotógrafo británico con teleobjetivo desde la costa marroquí, llevaba allí varios días esperando a ver como se resolvía aquello.


Mi peor recuerdo de entonces es que durante la noche me asaltaba un sueño –más bien pesadilla- recurrente:


Anda que deberían ir muy desesperados para venir a buscarme. Y a mi edad…






domingo, 15 de julio de 2012

LOLITA Y MENÚ GORE (CON RECETA)



Me encanta esta frase de un exacerbado romanticismo:


Quisiera que mi Lolita fuera reversible para besar sus riñoncitos. (Lolita, de Vladimir Nabokov)




La recordé cuando hacía esta portada, así que cuando Jaume, mi agente, me confirmó que vendría a nuestra mensual comida de casquería –los Menús Gore- me decidí por uno de mis platos estrella: riñones flambeados al cava.

 Mientras Jaume rebañaba su plato –lo mejor de los riñones es la salsita- me contó una extraña historia que le pasó hace unos días en el metro. Jaume tiene cierta tendencia a que le sucedan cosas poco corrientes:


“En la estación de Drassanes se sentó frente a mí un africano que llevaba un enorme fardo atado con cuerdas. Ya sabes, uno de esos vendedores de top manta del puerto. Impresionaba, nunca había visto a nadie de piel tan negra, casi púrpura, con tatuajes cicatrizados a ambos lados de la cara y un curioso collar de huesecillos; sin embargo era él quien me miraba fijamente. Empecé a ponerme nervioso, no porque me sintiera amenazado, es que me contemplaba con una especie de temor sagrado, como si hubiera visto a uno de sus dioses más malignos o qué sé yo.


“Empezó a sudar, se le veía aterrorizado pero seguía sin apartar sus ojos de mi cara. Estaba a punto de levantarme para cambiar de vagón cuando me fijé que a sus pies se estaba formando un pequeño lago ¡Se estaba meando encima, Miquel!”


¡Joeeer! –exclamé.


“Por fin el metro se detuvo –prosiguió Jaume-, hizo unos extraños signos a un palmo de mis narices, supongo que era una especie de conjuro, se cargó el fardo a la espalda y salió del vagón a toda prisa como si le persiguieran todos los demonios africanos”.


-Vaya historia, Jaume. Oye, si no te importa creo que la pondré en mi blog.


Y ahora mi receta preferida de riñones: lavar los riñones bajo el chorro de agua fría y dejarlos media hora en un plato con vinagre. Secarlos con un papel de cocina y saltear en aceite muy caliente en una cazuela, mejor si es metálica. Cuando tomen color sazonar con sal y pimienta y regar con coñac. Al calentarse el coñac recoger un poco con un cucharón, prender el líquido con un mechero y rociar los riñones para flambearlos. Dejarlos llamear un minuto y apagar vertiendo una copa de cava. Se esparcirá un delicioso olorcillo que tentará a más de uno poco amante de los riñones. Servirlos calientes con arroz blanco salteado.



miércoles, 11 de julio de 2012

LA PELÍCULA RADIOACTIVA


 Posiblemente la película que más muertes ha supuesto, y todas por una misma causa: El conquistador de Mongolia (1956)  protagonizada por John Wayne quien aceptó un papel que antes habían rechazado -afortunadamente para ellos- Marlon Brando y Charlton Heston. Todo un despropósito ver a Wayne con bigotes a lo Fu-Manchú sólo superado con su papel de oficial alemán en El zorro de los océanos (1954)

El rodaje tuvo lugar en el desierto de Yucca Flatts, donde el ejército norteamericano había llevado a cabo pruebas nucleares contaminando la zona de radioactividad. De esto no fue informado el equipo de rodaje ni el estudio. Al cabo de 25 años después del rodaje comenzó a destaparse una macabra trama cancerígena.

Los primeros en fallecer de cáncer en 1963 fueron Dick Powell y Pedro Armendáriz, director y actor del film, el segundo cortó por lo sano pegándose un tiro en la sien al recibir el diagnóstico. En la década de los 70 el mal acabaría con los intérpretes Thomas Gómez, Agnes Moorehead, William Conrad, Jeanne Garson (que protagonizó La novia del monstruo de Ed Wood) Susan Hayward y John Wayne.

 De 150 actores y técnicos que tomaron parte de manera directa en el rodaje, 91 estaban aquejados de cáncer y 46 habían fallecido de la misma enfermedad. Nunca se sabrá cuántos de los extras corrieron la misma suerte. El director de efectos especiales Lingwood G. Dunn murió de cáncer en mayo de 1998, fue el último superviviente de este reparto de pesadilla.

Curiosamente el lugar del rodaje fue el mismo de la famosa La humanidad en peligro (Them!, 1954) En esta película las hormigas alcanzaban proporciones gigantescas a causa de las radiaciones atómicas.

El conquistador de Mongolia recibió críticas demoledoras y su productor, el extravagante Howard Hughes, decidió enlatarla. No pudo volver a exhibirse hasta después de la muerte de Hughes según su propia decisión.
¿QUÉ VA A CENAR HOY, SR. HUGHES?

Howard Hughes era un hombre brillante –diseñó un motor para hidroaviones aún no superado e inventó el wonderbrá para resaltar el busto de Jane Russell en El forajido (1943)-  aunque también de mente compleja, atormentado por su misofobia (pánico a los gérmenes) y con curiosas manías. Durante 37 años cenó exactamente lo mismo: un filete muy hecho con guisantes y helado de pistacho. Incluso creó su propio tenedor que era más grande y con las púas más separadas para descartar los insípidos guisantes pequeños.

   El servicio de cocina de su mansión preparaba diariamente un menú que un sirviente entregaba a Hughes en una carta por si cambiaba de opinión pero… nada.

viernes, 6 de julio de 2012

SEXO SIAMÉS (RELATO)


Cástor y Pólux –era su nombre artístico, evidentemente-, eran dos hermanos siameses unidos de cintura para abajo. A partir de aquí eran idénticos y compartían muchas cosas aunque había una notable diferencia entre ambos: cuando estaban de gira Cástor dormía como un lirón mientras que a Pólux le costaba mucho conciliar el sueño.

En el cuarto de un anónimo hotel, Cástor roncaba despreocupadamente mientras Pólux tenía los ojos fijos en el alba color merluza que se acercaba tímidamente a la habitación. El pálido sol que asomaba entre los edificios era un somnífero amarillo pero Pólux seguía sin poder dormir. De repente tuvo una idea: ¿Y si me masturbo? Mamá puño y sus cinco hijas solían relajarle en esos momentos insomnes.

Pólux empezó a maniobrar con infinita cautela, no quería despertar a su hermano. Su mano se movía rítmicamente, arriba y abajo. Bien, aquello parecía funcionar. Tenía visiones de tibias almohadas revoloteando sobre su cabeza y sobre cada una de ellas voluptuosas mujeres le dedicaban una lasciva sonrisa. Empezó a agitarse como un bote en medio de una marejada pero se detuvo al ver que su hermano se había despertado. Cástor le miró con ojos cargados de sueño y reproche:

-Esta noche no, Pólux. Estoy muy cansado y me duele la cabeza.

LAS HERMANAS HILTON

Se movían con soltura en el escenario y eran bastante guapas. Se convirtieron en una mina de oro. Organizaron su propio espectáculo y se convirtieron en personajes muy populares de USA. Los años 30 fueron su época más gloriosa.
La prensa calculaba que las siamesas ganaban 5.000 dólares a la semana, una cifra enorme para esa época. Sin embargo, lo que más curiosidad levantaba era su vida sentimental. Aunque aparentemente Daisy y Violet tenían una relación excelente, circulaban muchos rumores, se decía que eran unas devoradoras de hombres. El hecho de que compartieran parte del sistema nervioso -y, por tanto, pudieran sentir lo mismo- acrecentaba todavía más el morbo.
Participaron en la película de culto Freaks de Tod Browning. En los años cuarenta abrieron una coctelería -debía ser inolvidable verlas agitar las cocteleras al unísono- y cuando cerraron el negocio Hollywood acudió en su rescate protagonizando una película:





Encadenadas de por vida (FOTO) la historia de dos siamesas que se enamoran del mismo hombre. Cuando una se casa con él, la otra lo mata. La trama del filme gira en torno a cómo meter en la cárcel a la asesina sin que la inocente también sea encarcelada. Sin embargo fue un fracaso de taquilla y la gente se olvidó de las Hilton. Terminaron como dependientas en una tienda de Charlotte, Carolina del Norte. Tras varios días de ausencia al trabajo, las encontraron muertas en su casa el 4 de enero de 1969. La autopsia concluyó que habían fallecido por la famosa Gripe de Hong Kong.
La Gripe de Honk Kong también conocida como Gripe Aviar causó estragos en el Buenos Aires de principios del pasado siglo. A Horacio Quiroga -el Poe uruguayo- le proporcionó la trama de este escalofriante relato. Gracias a Isabel del blog PELICUARIO por hacérmelo descubrir:
Fue ese el último día que Alicia estuvo levantada. Al día siguiente amaneció desvanecida. El médico de Jordán, su marido, la examinó con suma atención, ordenándole calma y descanso absolutos.
-No sé -le dijo a Jordán en la puerta de calle, con la voz todavía baja-. Tiene una gran debilidad que no me explico.
Pronto Alicia comenzó a tener alucinaciones. Entre sus visiones más porfiadas hubo un antropoide, apoyado en la alfombra sobre los dedos, que tenía fijos en ella los ojos.

Alicia apenas podía mover la cabeza. No quiso que le tocaran la cama, ni aún que le arreglaran el almohadón. Sus terrores crepusculares avanzaron en forma de monstruos que se arrastraban hasta la cama y trepaban dificultosamente por la colcha.Alicia murió, por fin. La sirvienta, que entró después a deshacer la cama, sola ya, miró un rato extrañada el almohadón.

-¡Señor! -llamó a Jordán en voz baja-. En el almohadón hay manchas que parecen de sangre.

Jordán se acercó rápidamente Y se dobló a su vez. Efectivamente, sobre la funda, a ambos lados del hueco que había dejado la cabeza de Alicia, se veían manchitas oscuras.

-Parecen picaduras -murmuró la sirvienta después de un rato de inmóvil observación.

-Levántelo a la luz -le dijo Jordán.

La sirvienta lo levantó, pero enseguida lo dejó caer, y se quedó mirando a aquél, lívida y temblando. Sin saber por qué, Jordán sintió que los cabellos se le erizaban.

-¿Qué hay? -murmuró con la voz ronca.

-Pesa mucho -articuló la sirvienta, sin dejar de temblar.
Jordán lo levantó; pesaba extraordinariamente. Salieron con él, y sobre la mesa del comedor Jordán cortó funda y envoltura de un tajo. Las plumas superiores volaron, y la sirvienta dio un grito de horror con toda la boca abierta, llevándose las manos crispadas a los bandós. Sobre el fondo, entre las plumas, moviendo lentamente las patas velludas, había un animal monstruoso, una bola viviente y viscosa. Estaba tan hinchado que apenas se le pronunciaba la boca.
Noche a noche, desde que Alicia había caído en cama, había aplicado sigilosamente su boca -su trompa, mejor dicho- a las sienes de aquélla, chupándole la sangre. La picadura era casi imperceptible. La remoción diaria del almohadón había impedido sin duda su desarrollo, pero desde que la joven no pudo moverse, la succión fue vertiginosa. En cinco días, en cinco noches, había vaciado a Alicia.
Estos parásitos de las aves, diminutos en el medio habitual, llegan a adquirir en ciertas condiciones proporciones enormes. La sangre humana parece serles particularmente favorable, y no es raro hallarlos en los almohadones de pluma.

martes, 3 de julio de 2012

SINIESTRO TOTAL: EL COCHE MURNAU



Así quedó el coche después del accidente que costó la vida al director alemán Friedrich Murnau y su chófer filipino García Stevenson el 11 de marzo de 1931. La posición en que fueron hallados los cuerpos dejaba bien claro que Murnau estaba practicando sexo oral con su chófer, una temeridad cuando se va a 120 por hora. Hoy en día si te pillan in fraganti te quitan todos los puntos del carnet en un pis pás. El director Joe Dante, muy aficionado a los guiños cinéfilos, mostró a un mayordomo filipino llamado Murnau en el reparto de El chip prodigioso.
 La muerte suele llamar dos veces, como el cartero y Murnau ya había escapado milagrosamente de un aterrizaje forzoso con su avión en la Primera Guerra Mundial. Ese día quedó definitivamente truncada una filmografía que incluye dos de las mejores películas de todos los tiempos según la crítica internacional: El último (1924) donde aparece por vez primera la cámara subjetiva y Amanecer (1927)
Pero su obra más conocida sigue siendo Nosferatu (1922) de la que tanto se ha escrito, especialmente sobre la leyenda de que fue Murnau quien interpretó al conde Orlock bajo el seudónimo de Max Schreck (Schreck: espanto, en alemán) Ahora es sabido que Schreck fue un actor teatral procedente de la prestigiosa compañía de Max Reindhart. Hace unos meses dibujé la portada de Dracula at the Opera, una novela basada en el rumor de que Nosferatu fue interpretado por un auténtico vampiro.
No se pierdan el curioso piropo que el vampiro dedica a la prometida de Hutter:
Seguro que le enseñan una foto de Pamela Anderson y sólo se fija en su garganta.